Tras un buen rato, nos llaman para subir a la plataforma. Qin Zixuan sube serio. Imperturbable. Me mira. Nos saludamos formalmente.
No he podido estudiarlo demasiado. Contra los rivales débiles, no se ha esforzado mucho. El que será mi último rival, el de la espada, se rindió tras apenas un par de intercambios. No sé si no quería gastar qi o que no lo estudiaran.
Quizás, tendría que hacer lo mismo. Rendirme para no ser estudiado. Pero, la verdad, me da un poco igual clasificarme o no.
Cuanto más se avanza, mejor son los premios. Son recompensas de soporte para la cultivación. Cada vez de más calidad. Incluso las hay que ayudan a mejorar un poco los meridianos.
No necesito nada de eso. Y no es fácil adaptarlas para los esclavos, con baja cultivación. Bai Wan no sabe cómo hacerlo por ahora. Y claro, a mí no me sirven, ni a las chicas. Así que me limito a aprender en los combates. Si paso a las eliminatorias, bien. Si no, tampoco pasa nada. Aprovecharé un rival más fuerte que yo para entrenar.
Cierto que también tengo a Fen Huan. Incluso a Ye Bi si se lo pidiera. Pero así puedo variar mis contrincantes y ganar experiencia.
–¡Empezad!– anuncia el árbitro.
Él empuña sus dos sables. Son como espadas, pero curvadas hacia atrás. Se acerca paso a paso. Aunque sepa que es superior, no se confía.
Yo hago lo propio. Cuando estamos suficientemente cerca, empiezo a aplicar Movimiento Creciente. Eso me ayuda a moverme más rápidamente. A encontrar mejores ángulos. A esquivar.
Él hace lo propio. Contrarrestando mi técnica de movimiento. Su pericia está al menos a la par de la mía. Probablemente, es mejor. Aunque me es imposible saber si mucho más.
Pronto, su sable choca contra mi bastón. Ambos imbuidos con qi. Mi arma vibra con Golpe Estremecedor. La suya no sé muy bien qué hace. Pero su técnica y la mía se anulan.
Roto mi bastón para bloquear el otro sable. Aprovecho para darle una patada. La bloquea con su pierna.
Apoyándose en el punto de contacto entre sable y bastón, lanza un codazo contra mi brazo. Intenta desestabilizarme. Me muevo lo justo para esquivarlo.
Al mismo tiempo, estamos luchando por el qi que se desprende de las técnicas e impactos. Es un poco mejor que yo en el control de qi. Pero no le será fácil hacerse con él. Claro que no sé si está escondiendo sus cartas. Quizás, es mejor de lo que aparenta.
Nuestras armas se separan. Vuelven a impactar. Tras una serie de intercambios, consigue hacerme un pequeño corte en el brazo. Bueno, al escudo que nos protege. Y puede sentir un leve pinchazo.
Aunque ese ataque lo deja un poco expuesto. Mi bastón se alarga para impactar en su hombro. Su otro sable a punto está de hacerme el equivalente a un corto profundo. Inmediatamente después, casi consigo sorprenderle con la rodilla. El último impacto nos hace separarnos. El qi por el que estábamos luchando se disipa. Mejor. Él estaba a punto de ganarlo. Eso le hubiera dado un poco más de ventaja.
Nos miramos. No puedo evitar sonreír. Es divertido. Aunque esté en desventaja. Mi golpe ha hecho menos daño que su corte. Y estoy gastando más qi. Él se muestra serio. Imperturbable.
En realidad, tengo más qi. Estoy en la etapa dos, simulando estar en la uno. Pero no puedo usar más del que se supone que tengo. No podría explicar tener tanto. Y mucho menos haber mejorado una etapa en un año.
Vuelve a atacarme. Es una finta. Se agacha entonces y busca cortar mi pierna con el filo de su arma. Salto para esquivarlo. Giro el bastón para alcanzar su cara. Bloquea con el otro sable.
Se mueve rápidamente, flanqueándome. Me giro y me impulso hacia atrás para ganar espacio. Añado qi a mis pies con la técnica de movimiento para darme más velocidad.
Él cambia de dirección bruscamente directamente hacia mí. Se abalanza velozmente. Me ataca con los dos sables a la vez. De arriba a abajo. Me obliga a bloquear. Quiero contratacar, pero la velocidad que llevaba provoca que el impacto me empuje un poco hacia atrás.
Aprovecha que tiene la iniciativa para golpear una y otra vez. Velozmente. Quizás sin mucha fuerza o qi. Pero me obliga a estar a la defensiva. Mientras ataca, me da la sensación de que está preparando algo más. Tengo que estar atento.
El qi se va acumulando. Lo está a punto de controlar. Eso le ayudará a completar lo que sea que está maquinando.
No puedo permitírselo. Elijo uno de sus ataques, uno no muy potente. En lugar de bloquearlo, dejo que impacte en mi brazo. Como era de esperar, duele. Aunque es un dolor soportable. Y no hay daño real. Mi escudo de qi ha sufrido con el impacto. Unos pocos más de estos y perderé el combate.
El dolor no me impide actuar. Quizás, no podría haber hecho algo así en un combate real. Aunque, ¿a quién le importa? Las reglas y condiciones son claras para los dos. Puedo aprovecharlas igual que él.
Con Explosión de qi, golpeo con el bastón. Como era de esperar lo bloquea. Quizás con cierta dificultad. Sin duda, gasta menos qi que el que yo he utilizado.
A pesar de un poco apresurado, el resultado es satisfactorio. Lo empuja hacia atrás, igual que a mí. Eso nos separa. Y el qi acumulado se acabará disipando. De esa forma, puedo alargar el combate. Practicar más. Divertirme más. Aunque me he quedado cerca del borde de la tarima. Tengo que recuperar rápido el equilibrio y salir de aquí.
Se me está escapando una sonrisa, cuando noto un fuerte estallido de qi en sus manos. ¡Es de la etapa dos! ¿¡Qué hace!? No tiene sentido que desperdicie qi de la etapa dos cuando tiene claramente ventaja. De todas formas, no tengo tiempo de pensar en eso. Siento el peligro. Peligro real.
Un rayo concentrado de qi es disparado contra hacia mí. Hacia mi estómago.
Intento apresuradamente bloquearlo con el bastón. Añado todo el qi posible en el tiempo que tengo al punto de impacto. Sin embargo, el ataque es demasiado poderoso y rápido. ¿Cuánto qi de la etapa dos ha acumulado? No solo es mucho, sino de más calidad que el que estoy usando yo.
Utilizar el qi de la etapa dos requiere tiempo. No puedes directamente circularlo por los meridianos cuando estás un nivel por debajo. U ocultando tu cultivación real. Por ello, no me da tiempo a movilizar el mío.
Mi qi defensivo es rápidamente superado. Mi bastón se parte en dos. Las armas que nos proporcionan para el torneo son relativamente endebles. Tenemos que protegerlas con nuestro qi.
El ataque impacta contra mi estómago. Atraviesa el escudo de qi que debería protegernos, además de calcular si hemos perdido el combate. El ataque es concentrado y más poderosos de lo que debería en nuestro nivel.
Noto el impacto en mi estómago. El dolor me deja claro que Armadura Interior no es suficiente. También está mi cultivación del cuerpo Yin Yang. Me ha hecho un poco más resistente, pero ni siquiera he completado aún la primera iteración. Ese ataque puede atravesarme a pesar de mis defensas
Me empuja hacia atrás. Fuera de la tarima. Salgo rodando por el suelo varios metros. Me duele todo el cuerpo. Sobre todo, el estómago. Me incorporo con dificultad. Sin levantarme del todo. Apoyo las rodillas en el suelo. Mi mano en el estómago. Alzo el rostro para mirarlo. Desafiante. Con rabia. Con incredulidad.
Estoy vivo de milagro. Una vez más, la malla que me regaló la maese ilusoria me ha salvado. No está prohibido llevar ese tipo de protecciones. Al fin y al cabo, es el escudo el que determina el daño. Quién gana y quién pierde.
El mío se ha vuelto rojo. Además de que he salido de la tarima. Aunque no es perder lo que me molesta. Sino que ha querido matarme. Estoy seguro de ello.
–¿Por qué?– pregunto.
Apenas me sale la voz. No sé si me escucha. Aunque sí que chasquea la lengua y se da media vuelta. Se le ve decepcionado. ¿Por no haberme podido matar? No lo entiendo.
–Ganador, Qin Zixuan– oigo decir al árbitro.
Su voz no suena muy contento. Con el ceño fruncido, mira a mi rival irse. Al mismo tiempo que se acerca a mí.
–¿Estás bien? ¿Puedes levantarte?– me pregunta, ayudándome a incorporarme.
–Sí, creo que sí– respondo.
–Ves a la enfermería. No vuelvas a no ser que te den permiso– me ordena, serio.
Quiero protestar. Sin embargo, callo. Entiendo que está preocupado por mí. Y que es su trabajo. Que de nada sirve contradecirlo. Asiento.
–¿Podéis ayudarle?– pide.
–Claro– se ofrece uno de mis rivales.
El que empuña la lanza y la del hacha prácticamente me obligan a apoyarme en ellos. Otros, incluidos Jian'er, se han acercado, pero el árbitro los ha hecho retirarse. Los combates que quedan han de continuar.
–¿Estás bien? ¿Qué quería hacer ese idiota? ¿Matarte? ¿Tiene algo contra ti?– me pregunta él.
–Ni idea. No lo conozco de nada. No lo entiendo– respondo.
Estoy dolorido, pero me voy recuperando. Circulo qi por mi estómago. También tengo varios rasguños de la caída. Aunque no son importantes.
–Ha sido premeditado. Se ha estado conteniendo para preparar el ataque. Podía haber ganado con facilidad sin tener que desperdiciar tanto qi de la etapa dos. Sin ofender. Eso puede hasta retrasar su cultivación– dice ella.
–Ja, ja. No ofende. Está claro que es mejor que yo. No tiene ningún sentido. Dejadme. Creo que pudo caminar solo– les pido.
–¿Seguro? Ha sido un ataque terrible– él se muestra indeciso.
–Dejadme intentarlo– insisto.
Se apartan. Aunque no mucho. Me miran preocupados. La verdad es que es conmovedor. Hay basura como Dai Quon. O este Qin Zixuan que ha intentado matarme vete a saber por qué. Por suerte, también hay gente como ellos.
Me acompañan hasta la enfermería. Es una especie de tienda de campaña colocada entre las plataformas. En el centro.
–Gracias– me despido de ellos.
–Sin problemas. Recupérate rápido. Quiero verte luchar contra el presumido de la espada– me anima y ríe ella.
–Eso. Yo también quiero verlo. Cuídate– se despide él.
Sonrío y les hago una leve reverencia. Luego entro en la tienda. Me examina uno de los sanadores de la secta.
–Un buen golpe. Nada roto. Los músculos un poco magullados. Puede dolerte durante unas horas. Circula el qi por la zona sin parar. ¿Necesitas un certificado?– me pregunta.
No sé le ve preocupado. O demasiado interesado. Como si fuera rutinario. Quizás lo es.
–Sí, por favor.
–¿Nombre?
–Kong
–¿Qué más?
–Solo Kong.
Me mira. Alza un poco las cejas. Es toda su reacción. Supongo que es raro que no tenga apellido. Como esclavo, no provengo de ninguna familia. Escribe un papel y me lo da.
—————
Salgo y me encuentro a las chicas esperándome. Preocupadas. Por suerte, era el último combate de la mañana. No me he perdido ningún otro. Y tengo algo de tiempo para recuperarme.
–¿Estás bien…?
–¿Qué ha pasado? ¿Cómo…?
–¡Ese maldito hijo de cultivadora maligna! ¡Cuándo lo pille…!
–¿Te duele?
–…
Todas hablan a la vez. No puedo evitar sonreír. Es evidente lo preocupada que están por mí.
–Estoy bien. Aún duele un poco, pero me recuperaré pronto– aseguro.
–¡Buaaaaa…! ¡Estaba tan preocupada!– de repente me abraza Bei Liu.
–¡Buaaaaa…! ¡Me alegro tanto que estés bien!– también me abraza Bi Lang.
–¡Eh! No aprovechéis para monopolizarlo!– bromea Pen.
Aunque me abraza tiernamente desde atrás. Suspirando. Estaba también preocupada.
–Menos mal…– suspira Yan Xiulan.
Parece indecisa. ¿Quizás también quiere abrazarme?
–Eso no ha sido un accidente, ¿verdad?– pregunta Ye Bi.
–Ni de casualidad. ¡Maldita escoria…!– responde Fen Huan, enfurecida.
–No tiene sentido. ¿Por qué haría algo así?– pregunta Tai Feng, que también se ha acercado con Yawen.
–No lo sé. No lo conozco de nada– aseguro.
–Lo investigaremos– me susurra Pen.
Veo a algunos estudiantes que se han acercado para interesarse. Jian'er entre ellos. O Xu Siyu. Hay algunos de los que vienen a los combates que organizan mis pervertidas.
Veo a Di Tao a lo lejos. Aunque no se atreve a acercarse. Su relación conmigo es un secreto.
También a las gemelas, preocupadas. Le hago una señal para que sepan que estoy bien.
Un poco más allá, están Sai y sus hermanas. Habían venido a ver los combates. Aunque tampoco se acercan. Se las ve inquietas.
–¿Puedes ir a decirles que estoy bien?– le pido a Pen.
–Claro– responde ella, besándome la mejilla.
Luego, salimos de la zona y charlamos un rato. Me hacen prometerles una y otra vez que estoy bien. Y tardan un rato en dejarme ir.
Inicialmente, hubiera querido estar con ellas hasta que empezara la ronda de la tarde. Pero ahora he usado la excusa de que necesito descansar para recuperarme. Así, puedo volver a la cabaña.
Por el camino, recojo a las gemelas. Que me dejan ir cuando les aseguro que estoy bien. Y que las llamaré enseguida en cuanto llegue. Aunque primero, me paso un momento por el edificio donde están los manuales. Hay uno que quiero pedir prestado. Aunque aún noto el golpe, ya no duele tanto.