Esta mañana, Song ha estado bastante tierna. No me ha dejado dominarla, pero tampoco ha querido dominarme. Ha sido muy íntimo. Con las otras, no ha habido consenso. Shi incluso me ha atado. Lang quería experimentar que la atara. En general se han comportado sumisas. Supongo que para compensar lo de ayer.
Después de copiar los manuales, me voy al mercado. Llego al puesto de Gan Ren. Le compro las hierbas que me ha pedido Wan.
–Eres uno de mis mejores clientes, pero no pareces ser alquimista. No hueles como tal– deduce ella, pensativa.
Me la quedo mirando, sorprendido. ¿Se puede oler un alquimista? Bueno, Wan huele a plantas, pero desde cerca. Desde muy cerca.
–Ah… Lo siento… No quería meterme donde no me llaman… Olvida que lo que he dicho– se disculpa.
Supongo que ha sido un tanto indiscreta. Sobre todo, teniendo en cuenta que voy tapado. Que oculto mi rostro. Aunque no hay para tanto.
–No te preocupes. Solo me ha sorprendido. Son un encargo, no son para mí– reconozco.
No es un gran secreto. Además de que ella ya lo había adivinado.
–Pero no debería haber preguntado, lo siento. No querría perder un buen cliente por ser indiscreta– se vuelve a disculpar.
–Ja, ja, no es nada. Además, me gusta venir aquí. Quien me lo encarga, le gusta lo que traigo. Dice que eres muy profesional– la halago.
–Gra… Gracias– se sonroja ella.
Supongo que no está acostumbrada a que la halaguen. Más de una vez, he visto que la insultan. Sé que está muy gorda, pero eso no es motivo para meterse con ella. A mí me cae bien. Además, ya tiene suficiente con serlo. Es tan excesivo, que le cuesta moverse. Estoy casi seguro que es algo relacionado con su cultivación. Si no, no tendría sentido. Podría fácilmente revertirlo con qi si no hubiera nada extraño. Aunque necesitaría bastante tiempo.
–Es la verdad. Antes de que se me olvide. Me han pedido pétalos de Sombra de Luna, veinte de ellos, de al menos un año. ¿Tienes?– le pido.
–No los tengo, pero puedo conseguirlos. No se conservan bien una vez separados de la flor sin un contenedor especial, así que se suelen dejar en la flor. No se arrancan hasta que alguien los pide. La flor no saca más porque se arranquen, y van ganando pureza mientras están en su sitio. Puedo traértelos en una semana, pero tienes que pagar por adelantado. Son diez mil puntos de contribución por pétalo si son de un año– explica.
¿Diez mil por un pétalo? A saber cuando debe valer la flor. Wan dijo que tenían cientos de pétalos las jóvenes. Incluso mencionó que se dice que podía tener millones si se dejaban crecer durante miles de años, aunque eran leyendas. Necesitarían una cantidad enorme de qi para mantenerse.
Ya me avisó que sería caro. Aun así, duele. Le pago los 200.000 puntos. Además del coste de las hierbas. Espero que valga la pena.
Me doy una vuelta a ver si hay algo interesante. Echo también un ojo a las chicas. Bronceada es tan dedicada a su práctica de Golpe Celestial como siempre. Además de sexy haciéndolo desnuda. Me pregunto si debería subirla de etapa. Está uno por debajo de las otras. Igual que Rong. No acaba de ser del todo fiel, aunque ha mejorado bastante. No sé qué hacer. Quizás esperaré un poco más.
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Después del mercado, entro en la secta y salgo por el bosque. Allí puedo practicar sin que nadie me vigile. No me siento cómodo en la zona de prácticas. Y la cabaña es un poco pequeña para algunos movimientos.
Song me observa. Me va bien para que me apunte errores. Y ella que usa lanza, puede inspirarse en algún movimiento. De hecho, ha aprendido algunos de los más básicos de bastón. No obstante, el asta de la lanza es más delgada. Tiene que circular más qi y de forma algo diferente para que sea efectivo.
Un árbol se convierte en mi peor enemigo. Recibe todos los golpes. Al menos no los devuelve. Eso no pasará luego. Las chicas quieren entrenarme. A veces creo que solo se divierten torturándome. Aunque reconozco que mejoro cuando practico con ellas.
Uso un bastón de entrenamiento para golpear. Son baratos, apenas dos mil puntos. El problema es que se van rompiendo. Aunque así puedo saber con seguridad si he hecho algo mal. Si no he aplicado bien el qi. Mejor aprenderlo ahora que en una pelea real. Donde podría dañar mi bastón. Es bastante más caro.
Si pongo el qi en el lugar y momento correcto, no se daña. Si no, sufre algún rasguño. La acumulación puede romperlo. Incluso si golpeo demasiado fuerte con qi.
Rong, Hai y Bronceada están cortando leña. Tengo que acumular más. Por ahora, cortan trozos grandes. Luego ya los cortarán más pequeños dentro. Rui y Ning están vigilando. También las gemelas. Sinceramente, no esperaba que viniera nadie. Pero Yi viene corriendo.
–Son Zhi Mu y su hermano. Vienen hacia aquí. Lleva un artefacto que puede ser de rastreo. Creo que han oído el ruido. Llegarán en un par de minutos– me informa, con el ceño fruncido.
Con una señal vuelven todas. Recojo la leña. Y salgo corriendo en otra dirección. Las chicas están algo tensas. Esperando que las llame. Preparadas para luchar. Espero que no lleguemos a eso. Sería una pelea difícil. Está dos etapas por encima. Tres por encima de las chicas.
Quizás podríamos enfrentarnos con los talismanes. Pero no quiero correr el riesgo si no es necesario. Ni gastar los talismanes. Con el tiempo, deberíamos alcanzar su cultivación. Es más seguro esperar hasta entonces.
De todas formas, me parece increíble que incluso se haya hecho con uno de esos aparatos. No son baratos. Aunque es fácil desorientarlos. Si se sabe cómo.
Me meto en el pequeño río. Por ese paso me llega hasta las rodillas. Y puedo subir por él al menos un par de kilómetros. Salgo después de medio. Doy un rodeo para evitar encontrarme con ellos. Cuento con la ventaja del terreno. Ellos vendrían desde abajo. Hay un desnivel que tendrían que escalar. Además de que seguramente se quedarán un rato en el río.
Los esclavos usamos este camino a menudo. Sobre todo ellas. Si creen que alguien las busca.
Llego a la entrada por la que he salido sin mayores problemas. No ha sido difícil despistarlo. Podría no ser tan fácil la próxima vez. Tengo que ir con más cuidado.
Me quedo mirando al guardia. Es un estudiante en la etapa cuatro de Alma. Debe de trabajar aquí para ganar puntos.
Al principio me ha mirado. Parecía sorprendido. Se ha girado. No se atreve a mirarme directamente a los ojos. De algo se debe sentir culpable. No tengo muchas dudas de que me ha vendido. No obstante, no puedo tomar venganza. Tendré que esperar a ser lo suficientemente fuerte. No puedo declarar enemigos abiertamente sin motivo. Y menos si me sacan varias etapas. Ya tengo suficientes.
Me vuelvo a mi cabaña. Me han estropeado el entrenamiento. Aunque me queje, no puedo negar que quería entrenar con ellas. Tendremos que actuar con más cautela aún. La próxima vez, podría no ser suficiente con estar vigilando.
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Las chicas están molestas. Aunque no conmigo. Están maldiciendo a Zhi Mu y su hermano. Song dice algo de despellejarlo vivo. Wei se despierta y se pone a llorar. Eso nos calma un poco a todos. Luego me amenazan con que no me voy a librar tan fácilmente. Ya lo suponía. Mientras, Shun da de mamar a su hija.
Ha crecido bastante. Parece estar sana. De hecho, el qi circula por ella con más fuerza que un mortal. Es un tanto extraño. Supongo que a causa de que sus meridianos se están aún formando. Y abriendo a la vez. Además, todas la miman mucho. Demasiado.
–Deja ya de jugar con la niña. Le toca a Yu– se queja Yi.
La miro. Miro a Yu. Me está mirando algo avergonzada. No quería decir nada. Quizás yo también mimo un poco a la niña.
Sonrío y se la lanzo. Ella se pone pálida. Se apresura a cogerla, nerviosa. Cuando lo hace, se da cuenta de que es solo un cojín.
–¡Kong! ¡Me has asustado!– se queja, haciendo pucheros.
Todas se ríen. Parece que solo he engañado a Yu. Las otras se han dado cuenta de que se la he dejado a su madre un momento antes. Quien ríe por lo bajo. Se acerca a Yu y se la da. Con suavidad. Con ternura. Yu me saca la lengua. En sus ojos, puedo ver que quiere vengarse. Enseguida aparta la mirada y la dirige a la niña. Espero que se le olvide.
–Eres muy malo– me susurra Song, mordiéndome la oreja.
–Mereces una lección– insinúa Shi en la otra.
–Ji, ji. Creo que has cometido un error– ríe Shi, en mi regazo.
La abrazo y le acaricio suavemente el estómago. Su cuerpo desnudo contra el mío es muy sugerente. Una pequeña tortura. No me dejan ir más allá hasta la noche.
Yi y Lang están con Yu, jugando con la niña. Se la ve muy activa. Muy energética. Más que a otros niños. Claro que los únicos que he visto son niños esclavos. Cuando han comprado a una madre con su hijo. Quizás la diferencia sea el qi que recibe de Shun. De su leche.
Es entonces cuando veo algo extraño. Estaba vigilando a las esclavas. Cuando Bronceada se ha puesto a atacar a Ning. Está una etapa por debajo. Pero Ning parece asustada. Ha creado una barrera de qi. Se aprieta contra ella. Mira entre extrañada y aterrada a Bronceada.
Rong las observa a lo lejos sin hacer nada. A Rui la veo fruncir el ceño. No sabe si intervenir o no. Hai parece un poco asustada. Cabe decir que todas están preciosas mostrando sus cuerpos desnudos.
–¿Pasa algo?– me pregunta Shi.
Supongo que mi expresión ha cambiado. La verdad es que me ha sorprendido. Bronceada parece furiosa. Fuera de sí. Nunca la había visto así. Bueno, quizás la primera vez.
–Bronceada se ha puesto a atacar a Ning de repente. No sé por qué. Ning está asustada. De momento está bien, protegida por una barrera– explico.
–¡Oh! Que raro. Parecía que se llevaban bien. Déjalas un rato. Así Ning practica de verdad con la barrera. Cuando veas que se rompe, la traes– sugiere Song.
–Y luego yo soy el malo…– la acuso.
–¡Tú siempre eres el malo!– responde ella, riendo.
De todas formas, le hago caso. Ning parece desesperada protegiéndose con la barrera. Llevaba unos días menos entusiasta en su entrenamiento. Quizás así se aplique más. Cuando vea que lo puede necesitar. No solo por los beneficios sexuales. Además, Song tiene razón. Es un buen entrenamiento.
Finalmente, Rui decide avanzar para separarlas. La muevo hacia atrás. Se para y mira al cielo. Asiente y se aleja. Veo que ha entendido. Aunque las sigue observando. Ahora menos preocupada y con más interés.
Bronceada se calma un poco. Lo que es peor. Empieza usar el Golpe Celestial contra la barrera. Ning entra en pánico. Aprieta los dientes. Supongo que poniendo más qi en la barrera. Lo único malo es que tendré menos qi que absorber. Tampoco importa tanto.
Aunque no puedo ver muy bien la barrera, sí que sé cuando se rompe. He visto el efecto que tiene en Ning en otras ocasiones. Además de que se queda pálida. Rui se tensa. Pero no se mueve. Bronceada, furiosa, golpea de nuevo. Al vacío. Luego se pone a dar golpes al suelo. Grita algo.
Ning abre los ojos poco a poco. Aparta el brazo con el que se protegía. Supongo que sorprendida al no haber recibido el golpe. Mira alrededor. Un poco cohibida al encontrarse con las chicas. En especial con Song. Me mira suplicante.
–¿Qué ha pasado con Bronceada?– le pregunto.
–¡No lo sé! Estábamos hablando mientras trabajábamos cuando me ha atacado. Decía que lo retirara. Pero no sé el qué– asegura ella, con lágrimas en los ojos.
Shi y Song se miran. Suspiran. Asienten.
–Tráela para que lo aclaremos. Nosotras nos encargamos de ella– asegura Shi.
Así lo hago. En cuando aparece, las dos la inmovilizan. Ella intenta resistirse un momento. Se queda quieta cuando ve quiénes son. Me mira. Parece confusa. Sus ojos enrojecidos. Un poco humedecidos. Aprieta los dientes cuando ve a Ning. Hace intención de atacar. No sé si es porque la sujetan fuerte o porque no se atreve, pero no se mueve de su sitio.
–¿Qué ha pasado con Ning?– la interroga Song.
–¡Esa puta se ha atrevido a calumniar a mi tío!– grita furiosa.
–¡Buuuuuaaaa!
–¡Baja la voz! ¡Estás asustando a la niña!– se enfada Yi –Tranquila Wei. Si vuelve a gritar, le arranco la lengua.
El tono gélido de Yi resulta intimidante. Todas la miramos un tanto sorprendidos. Bronceada parece incluso asustada. Aunque un instante después, dicho tono ha desaparecido. Se ha vuelto hacia la niña y le habla con suavidad. Mientras su hermana la acuna.