El Caballero Amiran era contundente y opresivo, cada uno de sus movimientos traía consigo una promesa de muerte. Y, sin embargo, ni su espada ni su martillo podían alcanzarla. Ni siquiera su insidioso Aspecto fue suficiente para derribar a Morrow.
Había abatido a Criaturas de la Pesadilla más peligrosas que este guerrero Ascendido. También había matado a humanos más peligrosos.
Los guerreros de Amiran eran valientes y hábiles, cada uno en la cima de lo que un Despierto podía lograr. Los números estaban de su lado, y sin embargo, por cada mensajero de la Canción que caía, dos perros de Valor morían.
Su trampa había resultado ser extrañamente torpe e ineficaz. Para entonces, Morrow sabía que existía la posibilidad de la victoria, a menos que el enemigo recibiera refuerzos pronto, podrían escapar.
Y llevar a cabo el plan.
Sin embargo…
Le faltaba algo.