Al final, se quedaron en el búnker en ruinas durante tres días. Los vehículos del convoy resultaron estar en peor estado de lo que Sunny había pensado, así que Kim y Samara tuvieron que trabajar mucho para ponerlos en forma con la ayuda de Quentin. Las reparaciones improvisadas no eran bonitas, pero al menos los transportes no se iban a deshacer en el camino, dejando a docenas de refugiados varados y deteniendo el avance del convoy.
En el frío helado de la noche polar, detenerse significaba la muerte. Eso sin siquiera considerar las oleadas de Criaturas de la Pesadilla que merodeaban en la oscuridad... el mundo mismo estaba más que dispuesto a matarlos.