Durante los siguientes días, Sunny no hizo más que dormir, descansar y practicar el tejido. Sus dos nuevos dedos de madera podían canalizar esencia, lo que demostraba lo increíble que Noctis era en su oficio. Sin embargo, no podían tocar las cuerdas etéreas. Parecía que solo la carne y huesos propios de Sunny eran capaces de eso.
Ya estaba acostumbrado a manipular las cuerdas de sombra sin esos dedos, por lo que la tarea no había sido mucho más difícil. También tenía la larga aguja que brillaba con una tenue luminosidad dorada para ayudarlo. En esos días, Sunny hizo un poco de progreso en sus intentos de copiar los encantamientos más simples.
...También destruyó con éxito varios recuerdos más, lo que realmente le afectó a sus corazones recién reparados.
—Ah, maldiciones…