Sunny había recibido generosas recompensas por estos tres duelos... bueno, al menos por dos de ellos.
Una era una Memoria Ascendida de segundo nivel, que era una flecha. La segunda era un escudo Ascendido de tercer nivel. Ambos tenían encantamientos bastante buenos, pero no tenía tiempo para estudiarlos en detalle. Todo lo que había determinado era que las Memorias eran lo suficientemente buenas como para no ser alimentadas a Santo.
La tercera recompensa, sin embargo... fue una amarga decepción. Hubiera sido bastante increíble, en realidad, para cualquier otra persona: ¡cien fragmentos de alma, ni más ni menos! En el mundo despierto, este era un recurso precioso. Incluso los clanes Legacy de menor rango no despreciarían esa cantidad.
Pero como Sunny no pudo reclamarlo, se quedó con las manos vacías.
—Maldiciones...