La enorme cámara subterránea era circular y tan inmensa como el gran salón del Castillo Brillante. Sus paredes estaban construidas con las mismas losas de piedra gris que las poderosas murallas de la Ciudad Oscura, pero a diferencia de ellas, las paredes de la cámara estaban cubiertas con susurrantes corrientes de fría y nebulosa agua negra.
En el centro, una vasta montaña de huesos humanos se elevaba desde el suelo, llegando casi hasta la mitad del lejano techo. Miles... no, cientos de miles de personas debieron haber perecido para crearla.
Con una espeluznante realización, Sunny finalmente entendió dónde habían desaparecido las personas que construyeron la antigua ciudad y la inexpugnable muralla que la rodeaba.
Todos estaban aquí, apilados uno sobre otro en este vil monumento de muerte. Esta horrible cámara oscura era su lugar de descanso final.
Un viejo recuerdo surgió repentinamente en su mente.