Finn estaba pensando en si debía cambiar la contraseña cuando dio la vuelta y vio a Mónica en la puerta.
La miró indiferente y realmente mantuvo su distancia de ella.
—¿Estás aquí para recoger tus cosas? —dijo Finn.
Mónica se quedó atónita un momento antes de negar con la cabeza. —Quiero que vengas a casa conmigo para ver a mis padres.
—No —Finn se negó rotundamente.
Mónica lo miró.
—Eso es asunto tuyo y no tiene nada que ver conmigo.
—Finn, aunque sea mi negocio, se trata de nuestro matrimonio. Tienes que explicárselo a mis padres.
—Como dije, es asunto tuyo.
—¡Por favor! ¿Puedes dejar de hacer eso? —Los ojos de Mónica estaban rojos.
La actitud de Finn le hizo sentir que era indiferente a ella, sin importar lo que le dijera.