—Nos va a matar a los dos —predijo Aiden con gravedad cuando los llamaron a la oficina de Aaron el lunes por la tarde.
—Luego va a matar a Ryan —estuvo de acuerdo Cameron.
Se sentían como si fueran pollos caminando hacia el bloque de picar. Aiden comenzó a tararear un réquiem y Cameron no estaba seguro si reír o llorar.
Ella acaba de conseguir una novia, también. La alegría fue efímera. —Si me mata, dile a Jennica que la amo.
—¿Ya la amas?! ¡Ni siquiera le he dicho eso a Nova y llevamos saliendo ocho meses!
Cameron suspiró. —Solo estoy siendo dramático, Aiden. Vamos a vivir; todavía nos necesitan para algo.
—Ciertamente espero que sí —murmuró—. Esta no era la manera en que quería comenzar su semana.