—S-Su majestad —Tricia corrió alarmada—. E-Estoy contenta de que estés a salvo. Algo no es normal —dijo preocupada.
—¿Qué está pasando, lo sabes Tricia? —pregunté preocupada. Tricia negó con la cabeza en respuesta.
—Salí a buscar algo de agua para beber y vi al señor Guillermo caminando en un letargo también —dijo Tricia—. Intenté sacudirlo hasta que se despertara, pero no pude hacerlo.
Me alarmó lo que estaba sucediendo. Esto no es un simple sonambulismo. Sabiendo que todos los hombres del grupo caminaban en una dirección, y con Guillermo y Regaleon en ninguna parte para ser encontrados, debo hacer algo.
Mi corazón latía más rápido cada segundo mientras trataba de encontrar a Regaleon en las inmediaciones. La poca iluminación no me estaba ayudando, la poca luz que venía de la luna estaba bloqueada por las nubes oscuras del cielo. El fuego en la chimenea comenzó a debilitarse.