Cristóbal llevó a Abigail al hospital. Sintió un profundo alivio al ver que Abigail recibía la atención médica que necesitaba. La intervención oportuna había impedido que su condición empeorara y ahora tanto su esposa como su hijo nonato estaban a salvo. No obstante, una decepción persistente le roía la mente.
Cristóbal no podía comprender qué había llevado a Abigail a ponerse en tan grave peligro al entrar en la guarida de Lance. Las preguntas plagaban sus pensamientos mientras luchaba por entender sus motivos. Se preguntaba si ella había considerado su propia condición, los riesgos potenciales o el impacto que sus acciones tendrían en su familia.
No podía quitarse de encima la sensación de que si había estado preocupada por Elsa, Abigail al menos podría haberle informado, permitiéndoles planear y encontrar una manera más segura de rescatarla. Su decisión de enfrentarse a Lance sin pensar en las consecuencias solo había exacerbado el peligro para todos los involucrados.