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—Señora, debería subirse al coche —instruyó el jefe de seguridad con voz firme.
Abigail intentó explicar su situación, su dedo apuntando hacia el Kia rojo de Viviana. —Solo quiero encontrarme con Viviana. Saldremos a almorzar.
La expresión severa del guardia y su actitud decidida dejaron claro que no iban a permitirlo. Advirtió —No es seguro para ti viajar en otro vehículo. Deberías subirte a tu coche de inmediato. Tu amiga puede acompañarte si quiere.
Viviana también había salido de su coche ahora, con una expresión de sorpresa. Preguntó —Abigail, ¿está todo bien?
Abigail sintió que su ansiedad se intensificaba frente a los guardias, sintiendo cómo el rubor subía por sus mejillas. No quería que Viviana malinterpretara la situación o se sintiera avergonzada.