Mientras Harry se dirigía a su coche, se preguntaba si debería llamar a Jade o irse a casa y encontrar algo con qué ocupar su tiempo. Quizás jugar a un videojuego y charlar con Andy. Aunque eso no sería lo mismo que tener a Jade.
Con solo tener a Jade sentada a su lado y escuchar su charla o ver su sonrisa, ya sería más que suficiente para él.
Jade había dicho que iba a pasar el día divirtiéndose sola y buscando cosas de interés que hacer, y realmente no quería interferir con su programa o molestarla, y no es que fuera a decirle que estaba molesto, de todos modos. No había necesidad de preocuparla por él.
Antes de que pudiera tomar una decisión, su teléfono zumbó, sacándolo de sus pensamientos. Harry sonrió cuando vio que era Jade. Ella lo llamaba primero.
—Oye, diosa. Justo estaba pensando en llamarte —contestó Harry, intentando ocultar el cansancio en su voz.