—¿A dónde vamos? —preguntó Candace mientras Jade sacaba el coche del estacionamiento del hotel.
Inmediatamente después de que Jade regresó de su cita en el bufete de abogados, le había pedido a Candace que se arreglara para salir, y todos los intentos de Candace para averiguar adónde iban habían sido infructuosos.
—No te preocupes, lo descubrirás cuando lleguemos allí —dijo Jade con una sonrisa secreta.
—¿No me estás llevando con Jero, verdad? —preguntó Candace con desconfianza, y Jade suspiró mientras negaba con la cabeza.—
—Relájate. No nos vamos a encontrar con Jero hasta que él haya cumplido con su parte del acuerdo. Noté que te has estado frotando la espalda y el hombro como si estuvieran tensos, así que pensé que necesitabas relajarte. Te reservé una cita en un spa de una amiga —le aseguró Jade, y Candace se relajó un poco.