—No puedes ser sabio y estar enamorado al mismo tiempo.
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Después de que Zarin regresara a su nueva vida con el diablo, Cielo quedó confundida y decepcionada. Se sintió perdida, enojada y triste. La pesadez en su pecho y las náuseas en su estómago regresaron. Apenas pudo comer en la cena porque su cuerpo se negaba a dejar entrar la comida. Se sentía enferma solo de mirar todo lo servido en la mesa. Forzándose a comer un poco, solo ansiaba su cama.
Sus párpados se sentían pesados, su mente estaba en caos y su cuerpo adolorido. Al regresar a su habitación, se miró en el espejo. Notó que los moretones en su cuerpo aún eran visibles. Su habilidad para sanar se volvió aún más lenta, y no le sorprendió.
Se había sentido estresada todo el día y no había comido ni descansado lo suficiente. El espejo le mostraba una mujer delgada, cansada y letárgica. No había nada atractivo en la mujer que la miraba a su vez. Su autoconfianza salió por la ventana.