—Un caballero es simplemente un lobo paciente.
—Cielo despertó sintiéndose como una persona diferente. No se sentía como niña. Se sentía como mujer. Mientras se estiraba en la cama y bostezaba, cada músculo de su cuerpo le dolía. Estaba adolorida por todos lados, pero nunca el dolor se sintió tan placentero.
—Lo primero que hizo fue buscar a Zamiel. Él dormía plácidamente a su lado, un brazo descansando sobre su cintura. La emoción burbujeaba dentro de ella mientras cada nervio de su cuerpo le recordaba lo que pasó la noche anterior. Recordaba cada ligero roce y cada pequeño beso. Recordaba su cuerpo en el suyo, acariciándola rítmicamente, empujándola lentamente al borde hasta que ella gritó. Fue tan intenso que todavía podía sentirlo en sus músculos.
—Ay, esos sonidos. Sus mejillas se enrojecieron.