El reino de Weis estaba sumido en el caos. En medio del fragor de la batalla, el Rey Patrick Williams, padre de Johnathan, encaraba a dos enemigos familiares. Wilfred Claus y Gerardo Monterreal, líderes de las familias Claus y Monterreal respectivamente, estaban frente a él con intenciones claras de derrocamiento.
A pesar de su conocido veneno, Patrick siempre se mantuvo un paso adelante. Había previsto su traición, pero no esperaba que se atrevieran a desafiarlo tan abiertamente. Ellos habían rechazado su deber de proteger la Academia Imperial Humana, optando en su lugar por una invasión directa al reino de Weis. En el papel, Patrick estaba en desventaja: un mago de nivel Dios de cuatro estrellas contra dos magos de nivel Dios de dos estrellas y una legión de semidioses. Sin embargo, estos traidores no tenían conocimiento de su reciente adquisición de habilidades.
Johnathan había enseñado a su padre a utilizar la densificación de Qi, la transformación de Qi, el Arcanum y hasta un siete por ciento de la transformación del Arcanum Divino. Armado con este nuevo poder, Patrick era una fuerza a tener en cuenta.
La batalla estalló en todo su esplendor, como un despliegue de poder que dejó a los observadores atónitos. Patrick era un vendaval de destrucción, su poder desatado al límite. Usó una combinación de Qi y mana para crear cincuenta y dos formas distintas de matar, cada una más letal que la anterior. Espadas danzaban a su alrededor, lenguas de fuego lo cubrían y rayos de luz salían de él en todas las direcciones, aniquilando a sus enemigos.
Patrick luchaba con una destreza increíble, sus ataques eran rápidos y letales, cortando y desgarrando con precisión quirúrgica. Los cuerpos caían a su alrededor, creando un escenario grotesco manchado de rojo. Sangre salpicaba en todas direcciones, pintando una imagen de violencia y brutalidad.
La batalla continuó con Patrick mostrando su poderío y superioridad. Los enemigos caían uno tras otro, incapaces de resistir su embestida. Cuando la noticia de la victoria de la Academia Imperial llegó, trajo consigo la noticia de la desaparición de Johnathan. Sus soldados lo instaron a buscar al joven príncipe, pero Patrick se mantuvo sereno.
"Sabéis," comenzó, su voz llena de orgullo y confianza, "que aunque mi hijo solo tiene cinco años, es lo suficientemente fuerte como para desafiar al emperador. Ha vencido a magos de nivel Dios de cinco estrellas con sus propias manos. Si un mago de nivel Dios de cuatro estrellas como yo puede ganar tan fácilmente, entonces no hay nada que pueda detener a Johnathan."
Continuó: "A pesar de que su cantidad de mana y Qi es equivalente a la de un mago de oro de cinco estrellas, este es un estándar que Johnathan ha desbaratado hace mucho tiempo. Si se pone serio, nadie puede vencerlo, sin importar cuantos sean."
Mientras el eco de sus palabras llenaba el aire, Patrick volvió a su batalla. Pero ahora, con una sonrisa de orgullo en su rostro. Sabía que su hijo, Johnathan, estaba allá fuera, cambiando el mundo. Y él, Patrick Williams, estaba aquí, defendiendo su hogar, demostrando a todos que el poder y la determinación eran hereditarios. Con cada enemigo que caía, el nombre de la familia Williams resplandecía aún más, marcando el fin de un capítulo lleno de revelaciones y batallas.