Erin sintió que le venía un dolor de cabeza. No sólo aquella extraña chica llamada Bliss se le había acercado sin ser invitada, sino que ahora estaba hablando en acertijos. Era difícil para ella juzgar si la chica era simplemente una loca o quizás alguien afiliada a los Puros. Pero si era lo último, ¿por qué se habría presentado voluntariamente frente a ella?
—¿No crees que es bastante grosero decirle a alguien que acabas de conocer algo así? —Erin la cuestionó con una sonrisa nerviosa— ¿Qué tal si empiezas a explicarte, por ejemplo, quién eres exactamente, antes de que realmente pueda estar causando un caos aquí?