Cuando dejaron a los Parásitos a su suerte, había la posibilidad de que pudieran utilizar este tiempo para huir. Sin embargo, ¿a dónde irían? ¿A quién buscarían? Wevil había prometido seguir a Quinn de ahora en adelante y dejar todo en sus manos y en las de Hana.
Aunque Tony era el sublíder, los miembros de la facción en realidad respetaban más a estos dos. Siempre que algo había salido mal, ellos eran los que trataban de razonar con Mantis, para que les diera parte del antídoto antes de lo necesario. Mientras que Tony era el que seguía todas las sugerencias de Mantis y aceptaba todo lo que él hacía.
Decir sí a cada sugerencia y a todo lo que él hacía.
—¡Está bien, todos, es hora de que decidan! —Wevil gritó desde lo alto de la plataforma. Los miembros de la facción se estaban recuperando y habían ganado suficiente fuerza para moverse de nuevo. Pero no sabían la bomba que Wevil estaba a punto de soltarles a todos. —Tienen una opción...—
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