—El Reino no tiene motivo para castigar a la ciudad de Zeska en su conjunto. Ríndanse ahora y tienen mi palabra de que sólo los verdaderos traidores serán castigados.—
Lith se aseguró de que su voz resonara por toda la ciudad, sembrando también la semilla de la discordia. Por valientes que fueran, siempre habría personas más interesadas en su propia supervivencia que en una causa noble.
Les había ofrecido a los plebeyos una salida e incluso la oportunidad de deshacerse de las altas esferas de Zeska. Sin el apoyo de los plebeyos, la ciudad caería sin luchar.
—No me puedo rendir sólo basándome en unas pocas palabras y una teoría conspirativa. No estamos solos en esta lucha. Muchas otras ciudades se levantaron en contra del Reino con nosotros. No daré la espalda ni a ellos ni al Explorador Quaron sin pruebas sólidas.—
—Nos hemos ayudado mutuamente durante años en las buenas y en las malas. No dejaré que el miedo destruya nuestra confianza mutua—. Dijo el Capitán Eman.—