—Hay algo que no entiendo. —Manohar dijo entre jadeos, con la esperanza de ganar tiempo y lanzar hechizos solo con sus ágiles dedos—. ¿Por qué atacar al amanecer? ¿No les temen los no-muertos a la luz del sol?
La Luz del Día se rió de sus palabras y de su inútil intento. La Visión de Vida le mostró los hechizos que estaba preparando y los elementos que emplearía, pero ella lo complació.
—Porque es cuando tus defensas están en su punto más débil. Vuestra confianza en la bola de fuego en el cielo os hace humanos engreídos, dejando para el turno de día a los peores soldados que van a relevar a la ahora agotada flor y nata.
—¿No leíste el informe de Verhen sobre mis habilidades? —Un chasquido de los dedos de Aurora hizo que el aura blanca que envolvía a sus soldados fuera visible a simple vista—.
—Oh, mierda. —Manohar sí leyó el informe de Lith y ahora sabía que el sol no traería alivio al ejército del Reino—.