—Es una lástima que no puedas llevar también a los hijos de Zinya. Esos pobres niños no tienen una figura paterna y con todos sus amigos fuera, seguro se sentirán solos.— dijo Raaz.
Él había esperado que compartir esa experiencia acercaría aún más a las dos familias.
—No te preocupes por ellos. Después de decirle a Vastor que los hijos de Zinya se quedarían solos, sus sobrinas se encargaron del asunto. Mientras yo pasaré mis días en la naturaleza, Zinya y sus hijos serán invitados en la casa de Vastor.
—Además, tienen poco talento para la magia. Ver lo que enseñaré a Aran y Leria pero no poder participar sería una tortura para ellos.— Con sus núcleos rojos, había poco que los hijos de Zinya pudieran hacer, incluso con magia básica.
—¿Y qué hay de Kamila?— intervino Elina. —Tendrías tiempo de compartir juntos y experimentar lo que significa criar a los hijos en lugar de solo mimarlos.—