Morok en realidad había lanzado una bola de fuego directamente a través de la herida abierta y hacia las entrañas de la criatura, utilizando su propio caparazón duro para atrapar la poderosa explosión dentro de la bestia.
—Me gusta mi cangrejo bien cocido y ahora sabes dónde golpear. ¡Hora de ganarte el sueldo, chicos! —Dijo con una sonrisa feroz antes de pasar al siguiente oponente.
La espada de Lith, uno de los prototipos fallidos, fue a por los ojos en su lugar. Quería averiguar por qué Morok había elegido una estrategia tan peligrosa cuando había un objetivo mucho más fácil.
La respuesta llegó en forma de los tallos oculares siendo en realidad pedúnculos articulados capaces de doblarse hacia atrás en el caparazón en caso de peligro.
'Plan B entonces.' Pensó Lith, guardando la espada de nuevo en su dimensión de bolsillo. La magia de fusión potenció su cuerpo mientras Solus se convertía en su forma de guante, completamente envuelto en la protección plateada del Oricalco.