Ella interceptó la hoja con su palma abierta, dejando que la atravesara hasta que sus dedos se cerraron en su empuñadura.
—Vencer a un Eldritch en un concurso de fuerza es una búsqueda tonta. La única pregunta es cuál de los dos se romperá primero. Tú o tu espada. —Korgh se burló.
Lith maldijo interiormente mientras su sangre negra corroía la superficie del Guardián y goteaba sobre los cristales de maná incrustados en su empuñadura. De todas las criaturas que había enfrentado, Lith nunca había conocido a ninguna con sangre ácida.
Lith intentó alejar la espada, pero Korgh era demasiado fuerte. Al mismo tiempo, trató de romperle el brazo, pero la combinación de su maná potenciando la Armadura Skinwalker y la fusión terrestre incrementando su físico mejorado, le hizo sentir como si intentara mover una montaña.
—¿Qué crees que estoy haciendo aquí? —dijo Morok desde detrás de ella, un instante después de que una de sus espadas cortas penetrara en su pecho y otra en su cabeza.