A pesar de su calma y compostura, la voz de la Reina se hizo eco por todo el Salón de baile gracias tanto a su acústica perfecta como a un pequeño hechizo de magia del aire que añadió para asegurarse de que todas las miradas estuvieran puestas en su víctima.
—Su Majestad tiene razón, Kallion. —Phloria sonrió cálidamente mientras abrazaba su brazo, fingiendo que como su novia creía en sus habilidades y palabras.—
—Siempre me dices que cuando te graduaste de la academia, la gente te llamaba 'el Lith del Grifo de Fuego'. Esta es la ocasión perfecta para mostrar a mi familia y a los Reales de lo que eres capaz.—
Sudor frío recorrió la espalda de Kallion mientras crueles comentarios llenaban la sala.
—Qué idiota al difamar descaradamente a la Camelia nuevamente después de que la Reina la elogió. —Dijo una Duquesa consciente de que el abanico que estaba usando para cubrir su boca no podía silenciar su voz en absoluto.—