Lith no tenía idea de por qué incluyó al perro en la lista. El único valor de Lucky era que hacía feliz a Phloria, de lo contrario Lith lo consideraría sólo un montón de pelo sobrepeso.
—Primero lo primero. —Lith sacó la primera parte de su regalo de su dimensión de bolsillo.
—Quería darte esto ahora, para que tuvieras la oportunidad de usarlo en la gala. Si te gusta, por supuesto. Este es mi regalo de cumpleaños —Le entregó un aro finamente decorado.
Como Jirni era rubia, Lith lo había hecho de plata, para que el contraste enfatizara la belleza de quien lo llevaba. El diadema parecía estar hecha de pequeñas y delgadas plumas, cada una con un pequeño diamante negro cerca de su punta.
—Es hermoso. Casi digno de una Reina. —Jirni no estaba siendo educada. Aunque el aro era realmente ligero, cada pluma era tan realista que esperaba verlas volar con la primera ráfaga de viento.