—No entiendo de qué estás hablando —dijo apartando la mirada y enjugándose las lágrimas.
Celestine sonrió y se inclinó hacia adelante. —No juegues conmigo, chica. No soy como nadie que hayas conocido antes.
—¿Por qué estás haciendo esto? —La dama comenzó a llorar—. El Sr. Maverick me salvó. Si supiera algo, se lo habría contado hace mucho tiempo.
—Él te salvó, ¿pero a él lo odias? —Celestine levantó una ceja.
La dama se sorprendió al escuchar lo que oyó. —¿¡C-cómo puedes inventar acusaciones infundadas?! ¿Es así de desagradecido tu corazón?! —Gritó.