Aeryn, en su corazón, anhelaba aprender las artes de la espada y utilizar sus poderes mágicos en secreto contra enemigos y criminales. Sin embargo, nunca reveló sus poderes a nadie, incluyendo a sus padres, y sus motivos para usarlos en los calabozos eran secretos. Aunque su padre rechazó su petición, Aeryn estaba decidido a encontrar una forma de aprovechar sus habilidades mágicas.
Valarion: Aeryn, entiendo que desees aprender a manejar una espada y enfrentarte a los peligros que acechan nuestro reino. Pero debes considerar otras opciones. ¿Qué te parece convertirte en aprendiz de sanador?
Aeryn: (suspira) Padre, respeto tu sugerencia, pero realmente quiero explorar el mundo más allá de nuestras fronteras. Quiero ser valiente y proteger nuestro hogar de los enemigos.
Valarion: Entiendo tu valentía y tu sed de aventura, hijo mío. Pero ser un sanador también es una noble profesión. Podrías utilizar tus habilidades mágicas para ayudar a los demás y aliviar el sufrimiento. Además, aprenderías sobre el uso de hierbas y remedios que pueden ser de gran utilidad en situaciones peligrosas.
Aeryn: (duda) No había considerado esa posibilidad, padre. ¿Crees que podría hacer una diferencia como sanador?
Valarion: Estoy seguro de que podrías, Aeryn. He visto tu dedicación y tu inteligencia. Tienes un don especial, y utilizarlo para sanar y proteger a los demás podría ser una noble causa.
Aeryn reflexionó sobre las palabras de su padre. Tal vez había subestimado el poder de la sanación y la importancia de ayudar a los demás. Se dio cuenta de que podía utilizar sus poderes mágicos de una manera diferente, para brindar alivio y esperanza a aquellos que lo necesitaban.
Aeryn: Está bien, padre. Aceptaré tu sugerencia y me convertiré en aprendiz de sanador. Utilizaré mis habilidades mágicas para sanar y proteger a los demás.
Valarion: Me alegra escuchar eso, hijo mío. Estoy seguro de que te convertirás en un sanador excepcional y harás grandes cosas por nuestro pueblo.
Valarion, el esposo de Lissara y padre de Aeryn, decidió hablar con su esposa sobre el aprendizaje de su hijo. Aunque Lissara ya era una sanadora, reconocía que aún le faltaba mucho por aprender y mejorar en su habilidad.
Valarion: Lissara, querida, necesito hablar contigo sobre Aeryn. Creo que es momento de evaluar su progreso y determinar si está en el camino correcto como aprendiz de sanador.
Lissara: Estoy de acuerdo, Valarion. Aeryn ha demostrado un gran potencial, pero también reconozco que hay áreas en las que aún debe crecer y desarrollarse. Como sanadora, es mi deber asegurarme de que esté recibiendo la enseñanza adecuada y esté preparado para enfrentar los desafíos que le esperan.
Valarion: Eso suena razonable, Lissara. Aunque adquiriste una cantidad considerable de conocimientos a lo largo de los años, no podemos pretender saberlo todo. Aeryn necesita alguien que pueda desafiarlo y llevarlo al siguiente nivel en su aprendizaje.
Lissara: Estoy de acuerdo. Aeryn merece tener la mejor educación y guía posible. Debemos buscar a alguien con amplia experiencia y habilidades excepcionales en la sanación, alguien que pueda transmitirle los conocimientos que necesita para convertirse en un sanador completo.
Lissara recordó a Seraphina, una sanadora talentosa de 100 años que había sido su maestra en el pasado. A pesar de su avanzada edad, Seraphina aparentaba tener solo 73 años, gracias a la longevidad de su sangre valyria. Lissara sabía que ella sería la persona perfecta para guiar a Aeryn en su aprendizaje.
Lissara: Valarion, recuerdo a Seraphina, mi antigua maestra. A pesar de su edad, es una sanadora increíblemente talentosa y sabia. Creo que sería la persona ideal para enseñar a Aeryn y llevarlo al siguiente nivel en su camino como sanador.
Valarion: Es una gran idea, Lissara. Seraphina tiene una vasta experiencia y ha sido reconocida por su maestría en la sanación. Estoy seguro de que Aeryn aprendería mucho de ella.
Lissara: Entonces, iré a hablar con Seraphina y le pediré que sea la mentora de Aeryn. Si acepta, estaremos un paso más cerca de asegurar un futuro brillante para nuestro hijo como sanador.