Chapitre 6: Capítulo 5: "El Anhelo del Conocimiento"
Pasaron tres años y Aeryn creció rápidamente, lleno de vitalidad y salud. Demostrando una inteligencia destacada, aprendió a caminar y a hablar con facilidad en su primer año, aunque con algunas dificultades al principio. Desde muy temprana edad, Aeryn mostró un interés apasionado por el aprendizaje y la lectura, algo que sus padres, siendo plebeyos, no podían satisfacer fácilmente debido a la falta de libros que solo los nobles poseían por su gran valor.
Con la ayuda de su madre, Aeryn consiguió una tablilla de madera y un trozo de carbón, y comenzaron a enseñarle el alfabeto de forma rudimentaria. Aeryn se aplicó con entusiasmo, trazando cuidadosamente las letras y repitiendo los sonidos correspondientes. Poco a poco, las palabras comenzaron a cobrar sentido y Aeryn descubrió la maravilla de la comunicación escrita.
A medida que avanzaba en su aprendizaje, Aeryn demostraba una memoria prodigiosa, reteniendo rápidamente la información que se le presentaba. Pronto pudo leer palabras y frases simples, y su sed de conocimiento se hizo aún más intensa. Anhelaba tener acceso a más libros y conocimientos, queriendo explorar el vasto mundo de la literatura y el aprendizaje.
Con cada avance en su educación, aunque aún era joven, su mente ágil y curiosa anhelaba desentrañar los misterios que lo rodeaban. Sabía que su existencia no era ordinaria y que había algo más profundo y poderoso que le esperaba, al recordar los dones obsequiado por el mistrioso dios.
Aeryn continuó su búsqueda del conocimiento, deseando adquirir más sabiduría, sin darse cuenta, estaba en el umbral de un gran viaje, donde su determinación y sed de conocimiento lo llevarían a lugares y aventuras inimaginables.
Aeryn, después de cumplir cinco años, comenzó a hacer preguntas cada vez más persistentes para saciar su curiosidad y paranoia. Al enterarse de que había nacido en la antigua Valyria, su mente inquisitiva no podía dejar de buscar respuestas. Sin embargo, sus padres, conscientes de su corta edad, temían confundirlo con las complejidades del mundo exterior y le daban solo información limitada.
Finalmente, a los seis años, Aeryn obtuvo el permiso para salir de casa bajo la atenta mirada de sus padres. A menudo acompañaba a su padre mientras este se ponía una hermosa armadura, escuchando atentamente las historias de los dragones que servían al señor Drakaros, miembro de la poderosa familia Myrion y gobernante de su territorio en Valyria. Aeryn aprendió que su pequeña casa estaba a tan solo diez minutos de la mansión del señor Drakaros.
Su padre le contó que Lord Drakaros, un hombre de cincuenta años, tenía una esposa que también era su propia tía, siendo la hermana menor de su propio padre, y cuatro hijos. El primogénito se llamaba Aemon Myrion, de treinta años; el segundo hijo, Valerius Myrion, tenía veinticinco años; el tercero, Corvus Myrion, contaba con quince años; y la más joven de sus hijos, Elara Myrion, tenía diez años.
A medida que Aeryn crecía, su fascinación por los dragones se intensificaba. Finalmente, al cumplir diez años, tuvo la oportunidad de presenciar el vuelo de un dragón por primera vez. El asombro y la emoción lo invadieron mientras observaba a la majestuosa criatura surcar los cielos sobre su cabeza. Aunque estaba acostumbrado a escuchar los rugidos de los dragones, ver uno en persona lo dejó temblando ligeramente, consciente del poder y la magnificencia de estas criaturas legendarias.
La visión del dragón despertó en Aeryn un deseo aún más profundo de conocer y comprender la historia y los secretos de Valyria. Su búsqueda de conocimiento se volvió más apremiante, impulsándolo a explorar y descubrir su lugar en el mundo de los dragones y los poderes antiguos.
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