Después de haber estado a punto de irme de la playa, Jacob y yo nos volvimos a sentar en el mismos árbol caído en donde estábamos, pero él se sentó sobre el húmedo suelo.
—Ha pasado demasiado tiempo desde que estuve aquí. De seguro me perdí de muchas cosas, ¿Cómo están Sam y Emily? ¿Cómo están los chicos? ¿Cómo esta Quil? —pregunte.
—Ah, Quil. —Jacob suspiro.
Ahí supe que Quil ya se había unido a la manada.
—¿Cómo se lo tomo? ¿Debería decir que lo siento? —
—No, nunca se te ocurra decir que lo sientes a él. —lo mire confundida. —Quil no busca compasión. Esta completamente feliz. —
—¿Enserio? —
Jacob ladeo la cabeza y la echo hacia atrás para mirarme mejor. Me dio una sonrisa y puso los ojos en blanco.
—El considera que esto es lo mejor que le pudo haber pasado. Por un lado lo dice porque ya sabe en lo que estábamos metidos, pero también le encanta haber recuperado a todos sus amigos y estar en la onda. Supongo que no es nada nuevo, así es el. —
—¿Entonces le gusta esto? —
—¿La verdad? A casi todos les gusta. —admitió. —No hay duda de que tiene sus ventajas como: la velocidad, la fuerza, la libertad, el sentido de…familia. Sam y yo éramos los únicos que sentíamos una sincera amargura, y él se trasformo por primera vez hace mucho, así que soy el único que ahora se queja. —
Se rio de sí mismo.
—¿Cuál es la diferencia entre ustedes dos? ¿Cuál es el problema? —pregunte.
Se volvió a reír.
—Es una historia demasiado larga. —contesto.
—Yo te conté una historia larga, además no tengo prisa de volver. —
Hice una mueca al saber el sermón que me iba a dar Edward sobre la seguridad y la importancia de seguir las reglas.
—¿Se va a enojar? —pregunto Jacob.
—Lo más seguro es que si, pero ya estoy lo suficientemente grandecita como para saber con quién puedo o no puedo juntarme. —
—Entonces no regreses, quédate y yo dormiré en el sofá. —
—¡Wow, es una gran idea! —dije con sarcasmo. —Estoy segura de que se volvería loco y vendría por mí. —
Nos quedamos un rato en silencio. Jacob se levantó de donde estaba y se sentó a un lado de mi haciendo que nuestros hombros estuvieran juntos.
—¿Aun quieres saber lo de Sam? —asentí. —Es una larga y extraña historia. Esta nueva vida tiene demasiadas cosas raras y no te he contado ni la mitad. A ver si te lo puedo explicar bien. —suspiro. —Para Sam fue todo más duro que para los demás, ya que fue el primero, estaba solo y no había nadie que le pudiera explicar lo que sucedía. Su abuelo murió antes de que el naciera y su padre estaba ausente, así que no había nadie que pudiera reconocer los síntomas. La primera vez que se transformó, pensó que estaba loco. Pasaron dos semanas antes de que se pudiera calmar lo suficiente como para volver a ser humano. No puedes acordarte de eso porque todo ocurrió antes de que tu llegaras. La madre de Sam y Leah Clearwater movilizaron a los guardabosques y a la policía para la búsqueda. Pensaron que había tenido un accidente o algo así…—
—¿Leah? —pregunte.
La voz de Jacob se endureció.
—Si. Ella y Sam fueron novios en el colegio. Comenzaron a salir cuando él era un novato. Leah se puso como loca cuando el desapareció. —
—Entonces el y Emily…—
—Ya llegaremos a eso… es parte de la historia. —inspiro muy despacio para después soltar el aire de golpe y continúan hablando. —Sam volvió después de su trasformación, pero no podía decirle a nadie donde había estado y se dispararon rumores, la mayoría decía que no había estado en un lugar bueno. Un día Sam entro corriendo a su casa y ahí de casualidad estaba el viejo Quil Ateara, que había ido a visitar a la señora Uley. Al viejo por poco y le da un ataque. —dijo mientras reía. —Ya sabes a Sam le había subido la temperatura. —explico cuando lo mire con duda y volvió a reír. —Tocar a Sam era como ponerla encima de un calentador. —Entonces Ateara acudió de inmediato con el concejo pues eran los únicos que recordaban. De hecho Ateara, Billy y Harry habían visto a sus abuelos transformarse. Cuando el viejo Quil hablo con ellos, de inmediato hicieron una reunión secreta con Sam y le explicaron todo. Resulto demasiado fácil cuando comprendido todo, Sam ya no se volvió a sentir solo. Ellos estaban conscientes de que los demás jóvenes todavía no eran los suficiente mente mayores y que él no iba a ser el único afectado por la llegada de los Cullen, así que Sam solo tenía que esperar a hasta que los demás se unieran a él. —
—Los Cullen no sabían que ellos eran la causa. No sabían que había hombres lobos todavía. No sabían que su llegada los iba a cambiar. —dije.
—Eso no altera el hecho de que lo hicieron. —dijo.
—Ya deja el tema en paz, Jacob. —solté un suspiro.
—¿Crees que puedo mostrar la misma comprensión que tú? No todos podemos ser santos. —
—Ash madura, Jacob. —
—Es lo que más quisiera. —dijo en voz baja.
—¿De qué hablas? —
—Es una de la rarezas de las que te conté… —
—¿No puedes…crecer? ¿No envejeces? —pegunte incrédula.
—No. Pero envejeceré algún día. —
—¿Eh? ¿Cómo es eso? No te entiendo. —
—Cuando tengamos el suficiente control para dejarlo. Volveremos a envejecer cuando duremos largos periodos de tiempo sin transformarnos. No va a hacer fácil y vamos a necesitar demasiado tiempo para poder controlarlo. Ni Sam puede todavía. Pero eso no importa en este momento porque no pensamos en buscar el dominio cuando la tribu necesita protectores, pero de todos modos físicamente ya soy mayor que tú. —
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunte.
—Elina, mírame ¿Parezco de dieciséis años? —
—No. —
—Todavía me falta un último estirón, eso será en unos pocos meses cuando los genes licántropos se activen por completo. Físicamente voy a aparentar alrededor de unos veinticinco años. —
—Creo que nos desviamos un poco de la conversación, ¿No me ibas a seguir contando lo de Sam? —
—Tienes razón, una vez que Sam se enteró de lo que ocurrió, llevo una vida normal, bueno en lo que podía. Sam no podía decírselo a Leah. Se suponía que no podía contárselo a nadie inadecuado y él se ponía en peligro cada vez que estaba cerca de su amada. Por eso la engañaba, como yo hice contigo. Leah se enojaba mucho cada vez que él no le decía en donde había estado o adonde iba de noche, ni porque estaba tan cansado. Pero lo hicieron funcionar. En realidad se amaban mucho. —
—¿Ella lo descubrió? —pregunte.
El negó con la cabeza.
—No, ese no fue el problema. Un fin de semana, Emily Young vino de la reserva de los Makah para visitar a su prima Leah. —
—¡¿Leah es su prima?! —
—Son primas segundas, muy cercanas. De pequeñas parecían hermanas. —
—Eso es espantoso por parte de los dos, más de Emily que es su prima. —dije.
Si una prima me hiciera algo así yo no lo perdonaría.
—No juzgues aún. ¿Alguien te ha contado de…? ¿Has escuchado sobre la imprimación? —
—¿Imprimación? No ¿Qué es eso? —pregunte.
—Es una de las cosas que tenemos que afrontar, aunque no a todo el mundo le sucede. —
—¿Qué es? —lo anime.
—Sam amaba a Leah, pero no le importo nada en cuanto vio a Emily. A veces, sin que sepamos exactamente la razón encontramos de ese modo a nuestra pareja. Me refiero a nuestra alma gemela. —
—¿Cómo amor a primera vista? —pregunte.
—Mucho más fuerte que eso. —
—Oh. ¿Cómo manejo Emily todo en asunto? —
—Al principio se enojó, pero es difícil poder resistirse a ese nivel de compromiso y adoración. Entonces Sam se lo conto todo, ninguna regla te ata cuando encuentras a tu alma gemela. ¿Sabes cómo resulto Emily herida? —
—Si. —dije.
—Eso fue la solución aunque suene extraño, Sam sentía desprecio por sí mismo. Estaba desolado…entonces Emily lo consoló y ahí comenzó todo. —
—Pobrecitos. —dije imaginando como se sentirían Sam, Emily y en especial Leah.
—Si, Leah fue la que lo llevo peor…ella será la dama de honor. —
Mire el mar por un momento.
—{Yo no hubiera aceptado ser la dama, la verdad yo me sentiría totalmente traicionada aun que supiera que fue sin que ellos pudieran hacer nada al respecto. Que inconsciente fue Emily a pedirle ser la dama de honor, siendo que se va a casa con el hombre que amaba su prima.} —pensé y solté un suspiro.
—¿Ya te ha pasado a ti eso de la imprimación? —
—No, solo a Sam y a Jared. —
—¿Cómo le fue a Jared? —
—No fue nada digno de mencionar. Se trataba de su compañera de mesa. Se había sentado juntos durante un año y nunca la había visto ni de reojo. Entonces un día de repente la miro y ya no aparto los ojos. Kim quedo completamente encantada, ella estaba locamente enamorada de él durante mucho tiempo. En su diario había unido el apellido de Jared con el de ella por todas partes. —se burló Jacob.
—Jared no debió decirles eso. —dije.
—Supongo que no debería reírme, pero de todos modos él no nos dijo nada, ¿Ya olvidaste lo de los pensamientos? —
—Oh cierto, se pueden leer los pensamientos. —
—Exacto. Igual que tu chupasangre. —hizo una mueca.
—Se llama Edward. —dije.
—Si ese. De todos modos no es como si Sam no hubiera contado todo eso, ya sabes es espantoso que nos podamos leer los pensamientos, no puedes mantener en secreto algo que nos de vergüenza. Pero al final es demasiado útil para coordinarnos, como cuando matamos a esa sanguijuela Laurent, fue totalmente divertido. Y si los Cullen no se hubieran metido hubiéramos atrapado a la pelirroja. Pero de todos modos ¿No te sucede eso demasiado? ¿Edward no te lee el pensamiento? —
—Nop. —dije resaltando la "p" —Aunque él quisiera hacerlo. —
Me miro con perplejidad.
—Él no puede leerme la mente. Soy la única excepción, pero ignoramos el motivo. —
—Eso es muy raro. —
—Bueno, probablemente eso significa que me falta un tornillo. —
—Siempre supe que no estabas bien de esa cabecita tuya. —me dijo burlón.
—Oh, gracias. —conteste.
De pronto, los rayos del sol se abrieron paso entre la nubes y tuve que subir mi mano para taparme de la luz que hacía resplandecer al mar.
—¿En qué piensas? —me pregunto.
—En el sol. —conteste.
—Es agradable. —
—¿Y tú? —
—Recordaba la vez que me llevaste a ver aquella película… y a Mike Newton vomitando por todas partes, —dijo burlón para después comenzar a reír.
Yo también me empecé a reír junto con él.
Esa fue la última noche que pase con Jacob el humano, después de esa noche sus memorias humanas terminaron. Ese era un recuerdo agradable.
—Extraño la facilidad con que sucedía todo…la sencillez. —reconoció. —Me alegra tener buena memoria. —
—Pienso igual, aunque hay cosas que quisiera olvidar, como la vez que me caí en la cafetería en mi antigua escuela, eso sí que quisiera olvidarlo. —dije riendo.
Él también se rio.
—Creo que ya debería irme. —dije mientras que me levantaba.
—No te vayas. —dijo con impaciencia.
—Lo siento pero le prometí a Angela Weber que la ayudaría con algo y talvez me esté esperando, además Alice debe de estar preocupada. No quiero preocuparla tanto. —
—Pero si acabas de llegar y además no se cuando te volveré a ver. —dijo dolido.
—Nos volveremos a ver no te preocupes. —
Me dedico una sonrisa que devolví.
—¿Lo promete? —
—Si, Jacob, lo prometo. —dije.
Comenzamos a caminar hacia su casa en donde estaba estacionado mi auto. Una vez ahí me despedí de Billy, luego de Jacob, me subí a mi auto y me fui de ahí con una sonrisa en el rostro.