La verdad sali de aquel lugar sintiendo una enorme satisfacción ya que, a pesar de no haber conseguido mi cometido por segunda vez gracias a Ivanty por lo menos pude darle que sentir a aquella chica, todo y por culpa de aquel animal mi nueva oportunidad se me fue arrebata, pero aquel sin saberlo me había hecho un favor el cual luego se lo cobraría.
Mientras caminaba no pude evitar pensar en ella, en lo deslumbrante que son sus ojos, en lo majestuosa que es su piel, valla su piel la cual me deja puesto loco me desespera, me activa y despierta aquella parte seductora que junto a mi coexiste en este ser.
Eh de admitir algo y es que al tenerle tan cerca pude llegar a plantearme el hecho de que, aunque sus palabras dicen una cosa al negarse sentir ni la más mínima atracción por mi, sin dudas su piel recalca otra.
Me fui alejando de aquel lugar sumergido en mis pensamientos a pesar de haber realizado tal acto de bajez algo que me caracteriza cuando del sexo opuesto se trata, que no conforma para nada un renglón de buenos modales que debería obstentar un noble caballero como yo lo soy.
Ya me encontraba un tanto lejos y como cual impulso no pude evitar volverme fijándome así una vez más en aquel lugar el cual desde donde me ubicaba podía visualizar con toda claridad, desde allí era capaz de ver con todo lujo de detalle aquella entrada la cual da acceso a aquella caseta en específico donde había dejado a Milena junto a Ivanty, por algunos segundos la estuve observando como esperando algo que temía no pasaría
Fijó me encontraba cuando vi como aquella con cuidado se asomaba mirando hacia todos lados para descartar el hecho de que yo me encontrase cerca y así la vi tomar aire con fuerza mientras chocaba su mano contra su pecho y discutía consigo misma respecto a todo lo que había sucedido pudiendo llegar a leer entre sus labios la pregunta que más daba vueltas por su cabeza.
—¿Qué rayos ha pasado?
Cual escena de comedia aquella la planteé en mi cabeza por lo que no pude evitar reírme al verle.
Valla audición tan potente tiene aquella puesto que, aunque no me reí con bastante fuerza aquella pudo sin dudas escucharme con toda claridad por lo que sin tardar en la distancia clavo sus ojos en mí, dejando ver el recelo proveniente de ella junto al enorme descontento que experimentaba Milena dejándose llevar por las emociones que bailoteaban en su ser, término colocando cual expresión completamente fría la cual no dejaba descifrar ninguna emoción alejando así su mirada de mí.
Una vez lista se dedicó a cerrar la puerta que se encontraba tras de sí y observe como aquella chica se marchaba con rapidez de aquel lugar con un enorme nerviosismo proveniente de ella o lo que es lo mismo el miedo disfrazado detrás de aquella mascara de valentia así la vi perderse tras dar la vuelta en una esquina de aquella caseta, despareciendo completamente de vista
Segundos después reanudé la actividad que con anterioridad venía realizando, durante algunos diez ó quizás veinte minutos más estuve corriendo por todo aquel lugar disfrutando de la tranquilidad junto al aire fresco que con delicadeza chocaba contra mi rostro hasta cansarme.
Tenía tanto anhelo de volver a este lugar como nadie se imagina en esta vida, por lo que encontrarme allí siendo azotado por los recuerdos al descubrir detalles que han permanecido aun tras el paso de los años me provoca una gran nostalgia.
La verdad desconozco cuanto tiempo pudo haber transcurrido así que presumiendo lo tarde que podría llegar a ser y siendo consciente de las necesidades fisiológicas que se estremecen en mi cuerpo ya que el hambre me estaba arropando decido dirigirme hasta la casa con rumbo fijo al área del comedor con la intensión fija de encontrar algo para desayunar, así que tras abandonar el jardín me acercó con gran rapidez a la gran casa.
Al encontrarme en plena entrada aun lejos vi como Christian para asombro mio se alli de brazos cruzados y con cara de pocos amigos.
— Aun en tus días libres no puedes por lo menos descansar, a donde fuiste tan temprano Alexander — refuto aquel con cual enojo evidente.
— Esto me faltaba, ahora tu intentaras imitar el gran perfil de un padre abnegado, no me hagas reír.
— No se trata de eso y lo sabes bien, los enemigos de tus padres pueden estar hasta en el lugar más alejado como presupone este, por algo se supone que soy tu mano derecha y en secreto tu guardaespaldas, mi deber es protegerte, pero no al señorito se le ocurre desaparecer, da gracias a los cielos que no puse todo este lugar boca abajo porque uno de los empleados me dijo que te vio haciendo corriendo alrrededor.
— Lo sé, soy consciente del peligro que me acecha, pero hombre vamos relájate un poco, aquí estamos completamente seguros hazme caso.
— Aunque te haga caso sabes perfectamente que no me relajare del todo, tengo que estar alerta y anticipar lo que pueda ocurrir.
— Lo sé, pero inténtalo no pierdes nada con hacerlo.
Aun con dudas Christian intentó seguirme el juego dejando de lado un poco la seriedad que caracteriza su labor, pero a pesar de ello ver como la tensión proveniente de él se había un tanto reducido dejando la seriedad a un lado todo finalmente fluyo con una mejor armonía así que entre bromas ligado a una especie de juego que habíamos instalado mientras nos retábamos uno con otro llegamos a la cocina.
Allí sentados en el gran comedor se encontraban algunos de los trabajadores, junto al señor Manuel y Milena, mientras que María junto a los demás empleados se disponían a terminar de acomodar todos los platillos sobre aquella mesa que conformarían el desayuno de aquella mañana aunque evidentemente realizado un tanto tarde.
Sin tardar Manuel al vernos comentó — ¡Buenos días!
— Buenos días señor Manuel— contestamos sin tregua Christian y yo.
— Me da gusto verlos bien — reafirmo aquel y dirigiendose instantaneamente a Chris indico — Christian recuerdo que anoche dijiste que tenías curiosidad por saber quién era la chica que rechazo a Alexander anoche.
— Sí, tengo curiosidad por conocerla se merece el mayor de los honores.
Christian rápidamente camino con dirección hasta aquellos recorriendo a todo lo largo aquel comedor hasta terminar a un lado de aquel señor.
Pero tras llegar y notar a la chica que reposa a un lado de la mesa aquel se precipito por lo que termino tomado por la curiosidad.
— ¡Oh! señor Manuel veo que tiene una invitada y esta elegante señorita.
— Ella es Milena, Christian — Manuel sin tardar extiendo su mano hasta ella en señal de presentación y Milena en respuesta a aquello tras Chris observarla asintio con la cabeza, sin dejar salir de ella ni la más mínima palabra.
Chris al escuchar aquello se lleno de cual emoción por lo que no puedo evitar incidir en cuales temas vergonzosos para mí para ridiculizarme muy característico de él y por ende ensalzarle a aquella.
— Sabías que durante todos los años que llevo a su lado la única cosa que le recalco constantemente es el hecho de que debe de respetar, pero no le vale, no lo entiende y mucho menos lo acata, más parece un buey, que digo buey pues es de admitir que a pesar de ser unos animales bastante propensos a la torpeza pueden llegar incluso a tener más educación que este enorme granuja.
Gracias a todas las ocurrencias de Christian a Milena se le dibujo una sonrisa y reía con toda emoción dándole la completa razón a aquel el cual hablaba respecto a mí.
— Ustedes dos, estoy pintando en la pared o que, por lo menos esperen a qué yo me marche para hablar de mí.
Y por primera vez en todo aquel rato Milena hablo — no sería gracioso si lo hiciésemos luego, le quitaría lo divertido que en este caso es tu cara perdida en la molestia.
Aquella chica pronunció tales palabras sin siquiera voltear a verme, aunque la verdad no importaba, no importaba que sus ojos no se posarán en mí, porque sin dudas yo si la contemplaba resonando ella por completo muy dentro de mi ser.
Un nudo se formó en mi garganta al ver su rostro iluminado por tales expresiones de alegría pues aquella sensación era tan fuerte que corto todo movimiento proveniente de mi haciéndome permanecer mudo y sobre todo tenso.
— ¿Qué es lo que sucede a ustedes conmigo?— me cuestiono con un toque de rudeza que por acción involuntaria me hace sacudir el cuerpo, situación que fue completamente visible para todos.
— ¿Qué te pasa? — pregunto Christian al notar tal reacción emitida por mí.
— Nada.
Con cual seriedad proclamo aquellas palabras las cuales consigo cargarón un enorme peso que, aunque peretne permanece sobre mis hombros el cual es completamente invisible para los demás, pero completamente notable para mí y como si nada un sentimiento de tristeza atravesó mi alma.
No sé, desconozco por completo la razón del porque y aunque intento darle mil y una vuelta a mis ideas buscando resolver cual dilema pues no logro dar con la cuestión del porque Milena provoca tal conmoción en mí sumado a que todo este lugar despierta sentimientos que hasta ahora habían dormido en mi provocando el hecho de que no sea capaz de controlarme por completo — ¿Como es esto posible? — contradiciéndome abiertamente a mi mismo reafirme pues durante todos estos años eh sido sumamente centrado, mis expectativas, mis metas todas ellas, llámenle como les llamen siempre han sabido estar bien equilibradas en mi vida, pero una vez que me tope con ella ayer su presencia ha producido estragos en mí muy rápidamente y pensarán que soy impulsivo, pero simplemente se me hace difícil estar completamente quieto cuando le tengo cerca.
En silencio me acerque hasta la mesa donde ocupe el lugar que me correspondía, el cual por cosas de la vida quedaba justo al frente de donde se encuentra Milena pudiendo ver con mejor claridad aquellas expresiones que resaltaban en su rostro quien con entereza reflejaba la alegría manifestada en ella al conversar con Christian y Manuel.
Allí disfrutamos de todo lo preparado por las manos de María junto a las demás que llevaron a cabo su labor para poder tener tan valioso presente ante nosotros.
Cada uno de aquellos bocadillos conformaban un singular manjar que con facilidad despertaban los sentidos de quienes le probarán y tras formarse cual marco ameno proveniente de la conversación que allí se había instalado terminamos de ingerir aquellos alimentos antes siquiera de habernos dado cuenta.
Milena por todos los medios posibles evitaba el hecho de observarme a pesar de yo entrometerme en la conversación en alguno que otro momento, quería que me mirara, quería perderme en aquellos ojos color esmeralda pero no, sus ojos no eran capaces de posarse en mí y podía sentir como la incomodidad proveniente de ella se podía sentir en el aire por culpa de mi insistencia que, aunque no era citada con palabras podía ser percibida por aquella.
Pienso, aunque no soy adivino que tal tensión producida en ella resulto ser visible tanto para Manuel y Christian quienes no tardaron en intentar darle un giró a todo aquello.
— ¿Qué harán hoy? — comento aquel señor al intentar fijar un punto por el cual partir.
— Yo hago lo que ordene el joven Alexander — repuso Christian queriendo hacer que yo tomara la palabra.
Miró alrededor y dejando salir un — nada — con una intención evidente de continuar aquel juego así que aprovechando la brecha ante un posible intento clavo mis ojos en aquella chica a quien guiado por mis pensamientos cuestiono — y tu Milena ¿Qué harás?
Con confianza aquella dirigió sus ojos hasta mí y retándome de forma directa indico — nada que sea de su interés joven Alexander.
Y tras mostrar una molestia sabrá Dios proveniente de donde se levantó, se disculpó y se retiró de la sala sin dar ninguna explicación, no dio a notar ni la más misera señal, pero a pesar de todo había algo que me decía que sin dudas yo era el culpable.
La vi alejarse justo como lo hizo anoche, con la cabeza en alto y sin siquiera mirar atrás sin dejarme ver aquellos ojos que eran tanto mi cárcel como mi libertad.
Era imposible creer que alguien tan invencible como yo con mi singular temple se encontrara ahora mendigando atención de alguien a quien probablemente no le interese de quien me contempla como cual enemigo andante.
Tantos pensamientos nadaban a contra reloj en mi cabeza y la mayoría simplemente perdían el sentido, así me quedé un tiempo contemplando el espacio por donde la vi partir buscando la forma de reconfortarme a mí mismo.
— ¡Alexander! ...
Escucho llamar una voz me proclama, pero la fuerza de mis pensamientos es tan grande que me impide reaccionar de inmediato.
La verdad llegue a encontrarme tan fijo en aquella imagen que me olvide por completo de los demás quienes en aquel lugar permanecían al igual que yo.
— ¡Alexander! ... — aquella voz resuena una vez más esta vez trayéndome al presente, sacándome de aquel mundo trágico y de fantasía en el cual yo me había sumergido.
Quién me llamaba era el señor Manuel el cual buscaba recibir una respuesta ante una propuesta realizada por su persona una que yo para nada había escuchado pues no le preste atención alguna.
— Alexander, me escuchaste.
— No, disculpe podría repetirme — recalco aquello algo confundido.
— Le decía a Christian que si les gustaría conocer el pueblo pesquero que se encuentra no muy lejos de aquí una vez se desciende la montaña por completo, no les llevaría más de quince minutos estar allá, digo así se desestresan y porque no, cambian un poco de ambiente ya que aquí aparentemente esta algo tenso, pueden incluso ir a pescar con los locales o simplemente recorrer la playa, imagino que tal descanso sería excelente para ustedes.
Con atención le escuche decir aquellas palabras que sin dudas se abrían como cuales ventanas de salvación.
— La idea no suena mal — refuto Christian tras escucharle — hace tiempo que no salgo a pescar.
— Por mí me da igual preparen todo y démosle una oportunidad pueda ser que al final me termine gustando.
— Probablemente sí, es un lugar muy tranquilo, con todo gusto los puedo llevar.
Te preguntaras porque acepte tan rápido sencillo, la comunicación entre Milena y yo había alcanzado un punto de tensión demasiado alto sorprendentemente en tan poco tiempo, así que algo constantemente me recalcaba lo frustrada que aquella podría llegar a sentirse por lo que pensé que sería bueno para los dos tomarnos un respiró.
Así tras conversar algunos minutos más y tras acordar la hora de salida cada uno tomo rumbo hasta su habitación para empacar algunas cosas porque a ciencia cierta no podíamos simplemente marcharnos con las manos vacías.
Poco tiempo la verdad me llevo empacar lo necesarios pues solo en una pequeña maleta guarde cual ropa playera perfecta para sumergirme en el agua junto a algo de ropa casual, además de alguna que otra prenda interior y elementos de higiene personal, mientras que en mis bolsillos mi teléfono junto a mi cartera con anterioridad ya se encontraban guardados y listos.
Una vez ya preparado y tras hacerme consciente de que faltaba algún tiempo antes de nuestra partida decido tras una nueva oportunidad mientras era guiado por mis pensamientos junto a uno que otro recuerdo salir de mi habitación para recorrer aquellos pasillos.
La verdad aun no entiendo por qué y eso es algo que me sorprende muchísimo de todo este lugar puesto que, aunque la zona de dormitorios está cerca del área recreativa la tranquilidad que se experimenta no tiene comparación alguna, pues no hay nada que la turbe, pareciera ser un oasis solo que escondido en una montaña.
Y así adentrándome entre las inmediaciones de aquellos pasillos y tomando un camino diferente al que en la noche anterior había tomado con la certeza de encontrarme algo nuevo para ver camine mientras observaba cada uno de los detalles contenidos entre las paredes y rincones que le conforman, pero a pesar de mi aparente intento nuevamente termine llegando hasta la piscina, podría decir que atravesé una especie de bucle, aunque diferente en gran medida término guiándome hasta el mismo lugar.
Nuevamente la imagen de la noche anterior se cierne frente a mí con la misma magia con la que se presentó allí a orillas de la piscina, aunque obviando claro el toque de extra-piel que en una primera instancia relucía entre todo aquel recuerdo y que esta vez tal no resaltaba.
Sí, allí se encontraba Milena la misma ropa que venía trayendo puesta desde tempano cuando nos topamos en la caballeriza a la cual creme que no le honor a su figura.
Esta vez preferí no acercarme mantenerme lejos suponía en gran medida era lo mejor que podía hacer, pues ya la había torturado demasiado mientras que aquella con el mismo semblante permanecía mirando al cielo entretenida, aunque en algunos momentos su rostro era teñido por la tristeza, tristeza que se podía sentir en cada una de las letras de la canción que en sus labios se reproducían.
— No soy el único que se ha de sentir nostálgico no es así — dije aquello tras observarla reafirmando de igual forma mis sentimientos al presumir que Milena se encuentra perturbada por cual peso del pasado que le persigue entre las sombras y el cual disfraza detrás de su sonrisa, los mismos que me atormentan aunque probablemente cargando otra historia tras de sí, pero que a diferencia de ella quien lo emite con tanta independencia me veo obligado a esconder reprimiéndolos atentando de forma directa contra mi propia libertad.
Aquella canción cargaba consigo el toque justo de culpabilidad el cual no hacía más que repetirme una y otra vez la clase de cobarde y poco hombre que eh sido en esta vida.
En silencio la contemple, en silenció disfrute de aquella imagen guardándola con recelo en mis recuerdos y en silenció me marche de allí, no tenía intención alguna de permitir que aquella me viese, mucho menos tenía la intención de interrumpir aquel espacio así que despareciendo entre los pasillos justo por los que había llegado tiempo antes me aleje dejándola atrás volviéndome completamente preso del silencio.
Tal cual me alejé de aquel lugar, tal cual permanecí hasta no muy bien en el auto descendimos la pequeña montaña y eventualmente llegamos al pueblo pesquero donde el ambiente que allí se llevó a cabo tendría su toque justo de picardía y tentación.
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