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60.41% La ultima guerra / Chapter 29: 4 parte 6

Chapitre 29: 4 parte 6

Cuando la naturaleza tiende a ser tan hermosa, su contraparte también lo pueder. En un mundo donde el bien y el mal existió despues de la creación de los gobernadores, nunca hubo paz para el ser vivo quien no sea superior a los Supremos.

¿Pero por qué el ser vivo puede llegar a tal extremo de saciar su sed de locura? ¿Por qué hace esto a pesar de que es consciente de sus acciones y aún así no le da vergüenza hacer esto?

¿Por qué el mal en el corazón del hombre u otras razas siempre será lo más vil que veremos en un futuro o lo vimos en un pasado o vemos en el presente? Para un ateo es meramente una incognita pero lo responderá con la respuesta de que así es la naturaleza, un creyente dirá otra cosa, pero un gobernador dirá su razón pues ellos son los creadores de estas razas.

Para el testigo del verdadero y unico Dios es simple: "—Naciste en un mundo donde hay de todo aún siento tú el todo —pensó Némesis triste—. Pero cuando te pedí ser tu hijo cambiaste, Padre... siempre me preguntaré qué seré yo sí estuviera en tu Reino Eterno ahora mismo, Alo."

Némesis bajó la cabeza al ver esta escena tan espantosa. No quería ver pero era inevitable que tendría que hacer las acciones tan crueles que sí su Padre estuviera aquí él fue considerado como el peor de los blasflemos de la historia, pues Némesis los quiere asesinar rompiendo una vez más los mandamientos que su Señor le ha dicho que siguiera.

Pero no quedaba de otra, estos supuestos gobernadores no hicieron nada para detener esta atrocidad y lo peor es que usan a los humanos de este mundo para hacer sus caprichos.

Y en parte, Imox siempre se preguntaba sobre esto, sobre la naturaleza. Nunca en su vida había visto tal perversión de un ser vivo que pudiera llegar a hacer esto luego de saber las consecuencias de no tener una ley que castique estas viles acciones.

Nunca se imaginó ver a las mujeres que aún se mantenían con vida estar así teniendo moretones en sus cuerpos y que sus ojos miraban arriba como sí el placer fuera una maldita droga que tuvieron sobredosis después de ser abusadas ante su voluntad.

Nunca podrá quitarse esta imagen de su cabeza porque aquí se hallaron aquellas mujeres que alguna vez tuvieron una sonrisa en su rostro al trabajar en el Gremio Olmeca que realmente se sentían felices de estar aquí.

Némesis solo suspiró con desdén al recordar que era ese mismo orco que los tomó, alzó su mirada para ver cuántas víctimas hay en este lugar tan inospito y morboso: "—Pinche madre, hay más de cincuenta aquí... hay... bastantes Arboles Reproductores aquí...

>Ya me imagino en un mundo donde la pedofilia se vuelve legal en todo el mundo —y miró más a fondo las razas que están aquí—. Humanas, elfas, enanas, incluso demihumanos y demonios están aquí. Creo pensar que todos formaban parte del Gremio Olmeca, ya sean humanos de mi mundo y los del Otro mundo."

Al ver a Imox que estaba en completo shock no le podía decirle algo para que se calmara, no tenía esa necesidad de querer hacerlo por tales razones que hará después.

"—Ya han sufrido mucho… y no creo que tenga el valor suficiente de ver lo que haré despues.

>Este será el acto más blasfemo que haré en contra de mi Padre después de lo que hice en mis vidas pasadas... Espero me pueda perdonar por lo que haré."

Él hizo de todo a excepción de juntarse con el mismo sexo, en especial con hombres que él se prometió nunca caer tan bajo. Eso sería una de las más grandes vergüenzas que marcarían su vida y eso no quería agregarlo en su lista de blasfemias imperdonables que hizo en toda su segunda existencia.

Con mero sigilo agarró una pistola que cargaba Imox e inspeccionó el arma que ahora va a usar familiarizándose con esta rápidamente. La pistola son modernas que al imbuir maná, se crean balas de maná finita, dependiendo de cuanta maná tiene el usuario quien la use siendo su limitante.

Imox no podía reaccionar y pensar en lo que este chico estaba a punto de hacer, sabía bien lo que haría pero por alguna razón su cuerpo y mente lo detenían.

Némesis se acercó a una elfa que estaba de rodillas mirando al suelo, su cuerpo que antes era blanco como la nieve ahora estaba manchada con esos liquidos extraños al igual que la tierra que posiblemente lo hayan asotado al suelo varias veces.

Con el cañon de la arma levantó la mirada de la elfa desde la mandibula y esta siguiera su orden sin ninguna objeción pues al ver sus ojos no había nada en ella.

Estaba vacia.

"—Sistema: ¿los gobernadores arrebataron las almas de sus cuerpos?"

El nuevo sistema que se le fue concedido afirmó que las almas de estos cuerpos al igual que el primer grupo caído por los orcos fueron arrebatados.

**[Todo cazador que murió en acción en este mundo es enviado al Reino de la Paz.]**

**[Los Gobernadores arrebataron las almas de estas mujeres al sentir lástima por ellas.]**

Este nuevo sistema analizó cuántas almas aún se mantenían en estos cuerpo mortales que al mostrar la cifra, Némesis se enojó realmente al ver que una gran parte se mantenían aún en sus cuerpos.

"—No hay marcha atrás..."

Esta elfa instintivamente acercó su frente en el cañón de la arma dando a entender que este cuerpo ya no soportaba otra tortura más que ese orco le hacía. Y por eso, cuando Némesis miró por ultima vez a la elfa, esta le miró con esa intención de que lo matara.

Asintió Némesis con mucha tristeza y vergüenza, y accionó el disparo matando de una vez por todas a la elfa que cayó al suelo sin vida chorreando sangre carmesí. Para Imox fue ver una escena que nunca podrá olvidar su mente luego de ver aquello que su compañero cometió en contra de un ser vivo.

Por fin había reaccionado y lo que hizo fue intentar quitarle las armas que Némesis lo tomó cuando él estaba en shock y no pudo hacerlo, pues su velocidad de reacción era brutal, intentó de nuevo quitarle esa arma pero una vez más Némesis esquivó y este, por su debilidad mental cayó al suelo por impotencia.

—¡¿Que putas haces, cabrón?! ¡¿Tienes la menor idea de lo que hiciste?!

Eso era lo primero que pensó, pues arrebatar una vida a un inocente, ya sea de otra raza es igual a que asesinar a su propia raza. Esa reacción era predecible por lo que Némesis ya sabía lo que vendría, no por nada se quedó callado.

Este de nuevo se lanzó en contra de Némesis sin tener la intención de quitarle la arma, sino de sujetarlo. Imox no quería ver que este chamaco se fuera al hades solo por lástima: —¿Eres un pendejo? ¿Tan siquiera pensaste que te irías al Hades sí tan solo llegaras a matar a un inocente?

Para él ese era desde su punto de vista, pero para una no, pues estaba observando todo lo que pasaba guardando silencio.

Siguió hablando Imox ahora enojado por hacer esta acción tan soberbia: —¡No juegues a ser dios, Némesis, ¿no ves que has arrebatado una vida?! ¡¿Una puta vida?!

>¡Aún eres un pinche chamaco pendejo, no tenías que haber echo eso, Pendejo de Mierda!

Imox casi obtenía su arma de las manos de Némesis que lo sostenía pero una vez más él lo esquivó. Este obtuvo la segunda pistola que cargaba a lado de su cintura, al momento de que Imox cayera al suelo débilmente.

Intentó levantarse del suelo pero cayó de rodillas por su debilidad, su cuerpo lo estaba traicionando. Némesis puso una mirada triste y oscura, este aún negaba la realidad de las cosas por sus razones que son entendiblesv Imox quería rescatar a estas chicas.

Pero sabe bien que ellas ya no eran las mismas ni las serán en un futuro. Y por ello tuvo que abrirle su mero juicio la verdad de lo que pasará sí es que ellas siguen aún con vida. Es una verdad que solo él puede ver e intentará que Imox lo vea sí es que Némesis e Imox llegaran a entenderse.

—Sé que lo que hice fue incorrecto, no me meresco el perdón de aquellos familiares que perdieron a su ser querido con mis propias manos y de aquellos quienes les haré lo mismo.

>¿Pero crees que soy un aventurero o tan siquiera soy un cazador o un heroe o alguien especial?—Imox lo mira prestando atención a sus palabras— Algunos dirán que no, otros dirán que sí, pero yo diré que soy lo que soy.

>Yo no soy humano, Imox... Yo nací sin tener un futuro pacífico como ustedes...

>Ellas no cometieron pecado, yo soy el que portará sus pecados vergonzosos y mortales que haré que vayan ellas al Reino Eterno y descansen pacíficamente sin ningún arrepentimiento.

>Ellas no tienen salvación aquí —y este se puso en frente de la sala—, ellas decidieron este destino, el destino no fue su controlador, no existe el destino —y recordó aquellas veces que tuvo qué pasar en el pasado, en sus vidas anteriores—. "Antes fuí mujer, y fui violado siendo un recién nacido en ese mundo pecador."

En esta realidad el pecado no nació en el hombre, el pecado no nació en la tierra, el pecado nació por sus propios creadores.

Era tan tonto y estúpido en ese entonces cuando era un gobernador en ese entonces, antes de que Alo apareciera en su vida. Pero al ver la verdadera causa de la muerte de su primera madre y el conocimiento sabio de su Padre Alo, supo tardiamente que el pecado siempre se hayó en esas tierras santas. Esas tierras que decían que eran vírgenes, no lo eran y posiblemente no lo fueron antes de que Némesis naciera en ese plano.

—Lo siento Imox —se sinceró con su compañero—, pero aún no sabes la mera realidad de lo que en realidad soy.

>Y por eso te pediré que me esperes detras de la puerta... no quiero que veas como les quito las vidas de estos inocentes pecadores y sufras de por vida por ser el testigo de que yo fuí juez de sus vidas.

Los ojos del chico parecieron iluminarse de una forma en la que Imox describiría como sí fuera a ver la luz y el abismo. El lado derecho se oscureció tanto como sí esa oscuridad fuera a consumir todo y el otro ojo de igual manera, esa luz blanca opacaba la realidad en donde él estaba.

Sabía bien que este chico no era ordinario, no creyó a la primera sus palabras hasta que él demostró esa habilidad que nunca en su vida vió. Y al momento de que Némesis devolviera su mirada a las victimas de su cruel tortura, esa iluminación por un momento formaron una linea que por así decirlo fue el rastro de maná que dejó a su paso.

Eso erizó la piel de Imox pero una vez más quería detener a ese chico que no siguiera cometiendo esta blasfemia pero él detuvo cualquier pensamiento que Imox pensaba en su mente: —Recuerda que nosotros solo somos conocidos, no soy un héroe, ni tampoco un villano...

>Solo sal... y no mires lo que haré hasta que yo te diga.

Esas palabras, desde el punto de vista de Imox comprendió una cosa y eso era su mera sinceridad. Él no lo decía a broma, ni mucho menos decía mentira alguna.

Esa era la voluntad del chico y por ello no dijo nada para contradecir las palabras del chico que eran sinceras y verdaderas. Se fue en silencio, y por inercia suya cáe recostado con la puerta y se sentará ahí siguiendo estando aún en shock luego de ver cómo un humano asesinó a alguien que no es de su propia raza.

Némesis dió un gran suspiró y ya preparado mentalmente fue con una victima y apuntó su arma en la frente de la chica y ella que alzó su mirada vacía lloró de esperanza que este salvador lo librara de este mal que lo consume.

Acercó su frente al cañón de la arma, y de una forma tan filosófica, Némesis arrancó la planta viendo que este ya estaba marchitada en su jardín y lo metiera al fuego quemando la planta que al decirlo ya en la mera realidad, el cuerpo sin vida cáe al suelo chorreando un líquido carmesí que provenía de la frente del rostro de la chica.

El arrancar la planta era el disparar del arma, al lanzar el fuego la planta era el final de una vida que no merecía esta tortura que ni siquiera se podría decir que era no su penitencia. Némesis no deseó que esto pasara luego de recibir esa notificación que más tarde sería revelado quién sería su enemigo a enfrentarse.

La fragilidad, la curiosidad y tentación de Imox se notó en su voluntad que quiso ver de reojo la escena que cambiaría su mentalidad de por vida. Al verlo, su mente invadió de preguntas del porqué miraba todo esto: "—¿Por qué lo haces? ¿Por qué aún te sigo mirando? Acaso... ¿aún sigo siendo humano en estos momentos?"

Ver a Némesis matar sin piedad a las mujeres su mente comenzó a retorcer la realidad y se imaginara a Némesis sonreír y a la vez carcajear como un maldito psicópata que satiface su necesidad de querer matar y ver sangre de otras razas. Su mente comenzaba a retorcer su realidad y su juicio que lo mira así aún sabiendo que él no actuaba como se lo imagina.

La mera realidad es que Némesis realmente está sufriendo como nunca en su vida, estaba pasando por la peor etapa que ni a un humano o ser vivo le desea a esta vida, cometer genocidio.

Y como lo había dicho anteriormente nunca fue un héroe ni mucho menos un villano, ¿tan siquiera hay moralidad en esto al igual que la etica? Némesis tiene la respuesta sobre esto, que sí estos orcos llegaran a abusar sexualmente de una mujer de tal raza, ellas ya no serían las mismas ni mucho menos lo serán en el futuro pues una vez que fueron abusadas, mentalmente ya no volverían a sanarse. Y en la espiritualidad sería difícil que sanarán pero sí sería sanada.

Sabe bien que aquellas víctimas que sufren a manos de estos orcos, una sola probabilidad entre un millón se sanaría mentalmente y en la espiritualidad era obvio que sanarían, pues en el tercer plano se supone que el pecado ya no ha de existir.

Pero todas aquí no son como Némesis piensa: "—Esta es la única forma de salvarlas, al igual que yo de estarme fortaleciendo mi muro al momento de relacionarme con mis seres queridos y mi alrededor.

>Para hacer el bien, hay que hacer el mal."

¿Creyeron que sería un ídolo o un dios o un humano o un héroe o un villano o un monstruo? Esta historia no solo trata de como sería la vida de una persona en esta realidad lleno de gobernadores quienes dicen ser sus creadores, sino que también muestra como es la dura realidad que hay detras de esta fantasia y cómo es que el libre albedrío de Némesis es afectado por esta maldición.

"—No hay otro camino que puedo tomar... Para cumplir mi venganza y la paz eterna debo ser fuerte ante todo."

Caer y levantarse, seguir y tropezar y volver a levantarse, caer una vez más y así sucesivamente ese era el camino que Némesis tomó. Aunque suene crudo ello, en parte es casi relacionado a la realidad en la que todos vivimos.

Con Imox, todo parecía ir tan lento, como sí todo fuera una simple pesadilla: "—¿Por qué… estoy siendo su testigo? Se supone que debería estar capacitado para esto... Se muy bien que casos como estos ninguna mujer salió sanada mentalmente."

Némesis estaba tan centrado en el asesinato que sin darse cuenta sus manos y la arma se estaban manchando de sangre de las víctimas que sufrieron abuso sexual constante sin poder respirar.

Con la ayuda de su habilidad [ojos de dios] con tan solo una bala podía fácilmente abatir tres a dos mujeres con solo eso. Le hacía el trabajo fácil hacer eso por lo que para Némesis le era bien por así decirlo.

Pero al momento de que se topase con estos arboles que de las raices era parte inferior del cuerpo de la mujer inocentes que estaban unidas a esta especie de arbol que su historia es muy oscura siendo Némesis que sabe bien de esto:

**[Armas de luz y oscuridad Nv1 {activo}: Cuando un guerrero necesite de su compañera, usted puede desear qué arma ocupar.]**

**[Nivel 1: Para usar un arma debe se saber en su totalidad su forma y forma de cómo usarlo; Dependiendo del tamaño del arma, este sentirá el peso normal de la arma; Armas del tipo fusil no funcionaran (arcos y sus variedades sí funcionarán); gasto de maná: Alto (recomendación: No abusar su maná. Para más información consulte con el sistema.)]**

Némesis tiene en mente un arma que es la combinación de una espada y un látigo. Esta arma proveniente de la India se llama "Urumi."

Tomó distancia y dejó en el suelo las armas que usaba. Cerró sus ojos, imagino que en esa gran oscuridad una hoja larga y flexible que se podía mover como un látigo. Se imagino usandolo con esos movimientos tan increibles que para uno lo consideraría difíciles de hacer al poetar este tipo de armas en la mano.

Al reencarnar como un guerrero de la India aprendió bastante su cultura y su tradiciones que se podría decir que eran bastantes raras y peculiares, pero sus armas, esas armas lo había considerado peligroso para el usuario sí es que este no llegara a practicar su estilo de combate que lleva a usar el urumi.

Pero como en ese encontes era un guerrero, se puso una meta que era aprender cómo usar sus armas tan extrañas y peligrosas que con dificultad poco a poco aprendía a usarlos.

Entre ellos el urumi. Al abrir sus ojos, ya tenía en la mano el urumi que va a ocupar, uno hecho de luz que era tan blanco que se podría decir que la mera realidad distorcionaba con su color. Era imaginar que cuando uno dibuja, al usar un borrador al momento de que cometiera un error y lo usara, el color o el lineado es borrado de la hoja en blanco.Se podría describir así la forma de la arma al igual que sus ojo izquierdo se iluminaba así.

Movía el urumi en circulos sobre él, cada vez retomaba fuerza y velocidad que al momento de sentir que era el momento de cortar el arbol reproductivo, fue directo hacía el arbol y la hoja del Urumi estuviera detrás de Némesis.

Al estar cerca del árbol la hoja fue directo a su tronco y lo cortara limpiamente en dos que ni se notó el corte. Las mujeres que eran las raices del arbol se estaban retorciendo la mitad de su cuerpos.

Al momento de que cortó el arbol, ellas murieron en poco a poco y así su cuerpo no reaccionara decayendo hasta morir por unos segundos más.

"—El arbol ya se fusionó con ellas... Y consigo esas chicas y el árbol se formaron en uno que no hay salvación para ellas.

>Al momento de que las raices se enredaran con las chicas, una semana se tendría para que el Arbol Reproductivo se formara en su totalidad y así se reproducieran el doble de rápido y nacieran orcos para el ejercito enemigo."

Esas mujeres debieron de haber partido desde que el árbol se fusionó con sus cuerpos. Era perturbador presenciar esto que casi Némesis vomitó de lo que comió este día pero se tragó ello.

Tenía que volver a hacerlo porque aún faltaban otros arboles para erradicar la amenaza y les diera paz a estas chicas que no merecían esto. Al menos esa sería una minima acción buena que mostraría al hacer esto.

Con ahora dos [Urumis de luz] fue con otro arbol partiendolo a la mitad que terminó acando así con las vidas de las chicas atrapadas y fusionadas con este maldito árbol.

El segundo y el tercero también los corta acabando la vida de más de veinte a treinta personas que estaban enlazadas con los Árboles Reproductivores.

Pero al cortar al ultimo arbol este reventó haciendo que una gran parte de los liquidos siendo casi carmesí pintaran el cuerpo de Némesis que estaba neutral ante estos. Para la vista de unos lo consideran un monstruo, pero para otros lo consideren algo diferente.

Durante un largo tiempo una gran parte se tiño el piso de carmesí que ahora Némesis se encontraba, mentalmente, helado. No podía detenerse pero al pasar casi media hora se detuvo al saver que esta mujer es la última sobreviviente que quedaba. Una cara conocida anteriormente.

Con cada paso que daba dejaba marcado sus huellas con sangre de las víctimas que ahora descansan en paz luego de esta atrocidad que tuvieron que pasar del abuso y de la muerte.

Némesis estaba en frente de aquella chica cubierta de ese liquido blanco viscoso. Alzó su arma y se preparó para disparar hasta que ella simplemente levantó su mirada perdida y ella no actuara como aquellas chicas que se han entregado a su muerte. No puso su frente con el cañon de la arma.

Todo era silencioso, antes de que Némesis entrara a esta sala escuchaba gemidos de dolor y respiraciones de aquellas que no han logrado ser arrebatadas por los gobernadores para que descansaran en paz en el reino donde las almas de todos y todas descansaban en paz.

Los escuchaba cuando Némesis estaba frente a frente de ese gigantesco orco que yacia ahí dormido.

Némesis dió un gran suspiro y bajo su arma y cerrara sus ojos como si ya tuviera las ganas de dormir. Abrió los ojos como sí apenas despertara y respirase profúndamente, para luego llamara a Imox que viniera aquí: —¡Imox!

No se escuchó nada despues de gritar su nombre, Imox apenas se levantó y con lentitud se fuera con Némesis sin que viera al suelo pasando por los charcos de sangre que sus zapatos pisaban. Tenía miedo de ver lo que hay más allá que las antorchas iluminan la luz de esta sala.

Al ver tan de cerca esa chica, una corazonada sintió, sintió dolor al verla ahí encadenada y desnuda. Pero al momento de que ella levantara su vacía mirada, Imox colapsó. Era María, una persona importante para él.

—¿María? —preguntó asustado

Y de golpe los recuerdos vinieron en Imox que de un chasquido al recordar a aquellas personas que lo sacaran de su pozo que no podía escapar debido a su adicción a las drogas lo salvaron y fuera la persona que hoy se encontraba aquí, enfrente de María que estaba sin vida, sin emociones.

Maria, Mateo, Rafael, Carlos y demás personas que entre ellos se encontraba su lider Pedro, todos ellos lograron sacarlo de su adicción que una vez más un recuerdo fugaz pasó por su mente al recordar aquellas sonrizas y carcajeos que ellos hacían cuando se divertían llenandose de alegría.

—¿Amiga? —empezó a llorar

A ella, su madre lo había considerado su hija, pero despues de que ella hubiera fallecido, antes María había sido secuestrada por estos orcos. En este mes despues de su secuestro la madre de Imox falleció por eso, por no ver de nuevo a su hija consentida.

Instintivamente María lagrimeó, a pesar de que su mente había sido quebrantado al igual que su voluntad, sus instintos le hacían el favor para mostrar sus sentimientos. Y como muestra de ello son sus lágrimas.

Pero ella pronunció quebradamente su anhelado deseo con desesperación: —Sál... Sál... vame —esas palabras, para Imox, fueron una estaca de piedra que le fue atravezado en su corazón.

Némesis cerró rápido sus ojos al escuchar la voz de la tal María: "—Malditos gobernadores paganos... No han arrebatado a la mujer de su cuerpo —pensó enojado."

Una vez más los gobernadores fueron inútiles en salvar las almas que quedaron aquí porque también esa misma acción lo hicieran otras chicas que pedían su salvación, a su salvador.

"—El problema con ellas ya ha terminado... pero falta otro y ese es el maldito orco que cada vez estoy presintiendo que lo han revivido... Ese maldito orco que difícilmente me costó matarlo.

>Su descendencia es igual a este... y por eso estoy temiendo lo que vendrá después —y le habló a Imox pidiendole una cosa—." Vete Imox... la voy a enviar al Reino de la Paz.

Ella aún volvía a repetir esas mismas palabras que una vez más retumbaron en la mente débil de Imox. No podía creer cuán frágil era el ser humano y demás razas cuando se trata del pecado en ellos.

—¿Porqué lo haces? —preguntó Imox con dudas— Sabes que te condenaste al Hades al haber matado a la primera victima y te hundes más al fondo del Hades al ser un asesino serial.

Pero al responderle su duda, Némesis lo había dejado con más dudas que tan solo él respondería de la siguiente forma: —No soy de aquí, ni de allá. No soy lo que soy, pero soy lo que no soy.

>Véte, Imox... Es preferible que no sigas aquí a menos de que quieras tener otra trauma más de tu vida y tal vez no vuelvas a hacer lo mismo.

Imox al escucharlo quizo hacer aún más preguntas que se está guardando en su interior, pero en parte su mente le advierte que al igual que su instinto que no lo hiciera, pues él mostró tanta frialdad y respeto que ni siquiera él mismo puede considerar las palabras del chico como una mentira.

Era devuelto una vez más a la realidad, y con ello lo comprendió: Némesis no es igual a todos. Se levantó con dificutad del suelo y se fuera a una puerta que era la única que había y que no había sido abierta.

Entró ahí, y preparandose mentalmente intentó cambiar de tema en su mente pero por más que quisiera intentarlo muchas veces no lo lograba. La imagen de su mamá y amiga siempre aparecían en su cabeza.

Némesis estaba apunto de disparar, solo alzó su arma y apuntó a la cabeza de la mujer que estaba cabizbaja. Esperaba a que ella la alzara y así diera por confirmado su deseo de morir y siguiera adelante dejando todo esto de manera rápida y poco dolorosa.

"—Padre he cometido pecados y blasfemias por mi vida, y mi libre albedrío no se vio visto en mi vida ni en mis vidas pasadas.

>Por mi culpa... por mi culpa... y... por mi gran culpa he cometido actos tan ruines que me vas a condenar a la inexistencia...

>Padre... aún sí llego a ser expulsado de tu paraíso, solo quiero... quiero que guardes en ti el recuerdo de que una vez tuviste un hijo... un hijo al que adoptaste... sí llego a verte te juro que lo primero que haré es confesar todas... mis blasfemias que hice...

>Y todos mis actos más deshonrrosos que hice por mi culpa... Que nuestro señor sea piadoso con nosotros... Que nuestro Señor Todopoderoso nos salve... Amén."

Cuando ella alzó su mirada vacía y sin vida, ella miró el cañon de la arma apuntandola y con su frente lo juntó con el cañón para que lo hiciera.

Y al momento pronunciar por completo su ultima palabra, Némesis le quitó su vida.

—Gracia...

...


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