Señor, El Gerente del casino "Camino dorado" perdió ciento veinte mil millones apostandó. - Dijo el asistente inclinándose para decirle al oido.
Y eso que me importá. - El jefe respondió aburrido.
El dinero que perdió lo agarró del casino. - El asistente respondió de manera respetuosa.
¡¡PAM!!
¡¡¿Qué?!! - El jefe gritó mientras golpeaba con toda su fuerza la mesa que tenía en frente.
¡Tráemelo! - El jefe le gritó mientras lo miraba con furia.
Si señor. - El asistente le respondió mientras sacaba su celular y se dirigía hacia la salida para hacer la llamada. (En solo 5 minutos ya había llegado el gerente del casino.)
Señor. - El Gerente llegó corriendo para arrodillarse.
¡¿Como fue posible que perdieras?! – El Jefe pregunto enojado.
E..es q..que p..pensé q..que p..podría recuperarlo todo. - Dijo el gerente tartamudeando de miedo.
El Jefe se calmo un poco y le pregunto – ¿Porque perdiste tanto?, Osea te aceptó veinte millones como máximo, ¿pero más de mil millones?
Es que la apuesta comenzó con mil millones y cada vez subía más. - El Gerente respondió con la cabeza agachada.
Sea como sea, eso provocó que mi reputación bajara, así que te tengo que castigar para que me sigan respetando. - El Jefe le informo con desdén al gerente.
Señor, no es necesario yo puedo recuperar el dinero y aumentar su reputación. - El gerente empezó a temblar en todo su cuerpo al escuchar las palabras del Jefe.
¿Como lo vas a hacer? - Pregunto el jefe intrigado.
Le voy a pedir ayuda a mi primo, Samuel él líder de la Zona Este del bajo mundo de ciudad sol. - El Gerente respondió con orgullo mientras levantaba la cabeza.
¿Porque no me dijiste que tu primo era Samuel el samurai negro? - El jefe estaba asombrado.
(El Samurai negro era conocido por sus magnificas habilidades con la espada, y por la batalla dónde derrotó a más de cien hombres solo con su espada, Fue gracias a esa batalla que ascendió a lider del Este)
No quería tener éxito por mis contactos, sino por mis habilidades, por eso no le dije, señor. - El gerente tenía una enorme sonrisa.
Esta bien, pero si fallas te eliminó. - Advirtió él jefe con frialdad.
Si, señor. - El Gerente se asustó tanto que dejó de sonreír.
{De la que me salvé} - El Gerente pensó mientras se retiraba de la oficina a toda marcha.