Herman, que no sabía que ya había dado en la llaga de Justin, seguía hablando de lo poderoso que era Philip.
Mientras hablaba, Iris fue bajando la cabeza. Sabía que había destruido la paz y la tranquilidad de la familia.
Justo cuando ella estaba sufriendo su calvario psicológico, y mientras Herman se situaba en el terreno moral y criticaba su...
Justin dijo de repente: —Entonces, ¿por eso estabas dispuesto a entregar a tu mujer a otro? ¿Y hasta cooperar con él para que actuara como si su hijo hubiera sido secuestrado?
Sus sencillas palabras hicieron que todos los sonidos de la sala cesaran bruscamente.
La cabeza de Iris también se levantó y los miró con incredulidad.
Herman seguía con la boca abierta. Le miraba atónito porque había quedado al descubierto, y parecía que nunca había esperado que Justin dijera algo así.