En una sala de reunión, varios individuos que estaban en el interior alrededor de una mesa, estaban observando una pantalla que estaba instalada en la pared.
Érica que era una de ellas estaba sentada con su ropa de negocios, viendo como los miembros de la expedición entraban el octavo portal abismal y a la vez se preparaban para el noveno.
Quien dirigía la expedición al octavo portal abismal era nada más que el Director Vincent, quien a pesar de que se había retirado ofreció una mano y en el video directo, se veía también su aprendiz Edward.
Los miembros eran de algunos gremios y algunos militares de los Estados Unidos y si algo tenían todos en común, era la fuerza y la experiencia.
El mismo Edward tenía en su historial varias misiones, algunas bastante complejas en su juventud o en su tiempo de la academia y si alguien recordaba el torneo internacional sabría que tenía experiencia y fuerza.
Por supuesto, los otros eran mayores y tenían mejores historiales, pero nadie podía negar que ese joven era apto para el portal.
Debido a que ese portal apareció en la ciudad de los Ángeles muy al centro de todo a pesar de que se cubrió el área, era imposible evitar los medios y ahora estaban revelando todo por el noticiero.
La Iglesia del Orden también estaba cubriendo la entrada de ese portal y protegiendo el lugar para evitar cualquier lunático hiciera algo.
El noveno portal abismal también estaba trasmitiendo a pesar de que apareció en una zona más alejada de la civilización, pero ambos tenían el mismo objetivo.
Demostrar que la humanidad no temía a lo que se podían enfrentar y que los gobiernos en sus respectivas naciones, estaban preparados para enfrentar todo lo que podían encontrarse.
También era un movimiento político, ya que los miembros estaban relacionados con partidos importantes o dirigentes reconocidos y de cierta forma, que estuvieran dentro repercutía en la imagen de esos dirigentes.
Las cámaras ahora estaban grabando desde los edificios cercanos y si bien la niebla prácticamente estaba cubriendo todo el domo, todavía era visible figuras entrando al portal.
"La expedición del Octavo Portal Abismal ha entrado…" Murmuró el anfitrión del canal mientras veía las figuras a lo lejos siendo tragadas por el portal.
Érica en la sala pudo sentir cierta tensión de los alrededores y principalmente de Rachael que estaba algo tensa, al observar la pantalla.
Pasaron varios minutos y el hombre que estaba hablando, se puso la mano en su oído y dio una sonrisa.
"Nos acaban de avisar que la expedición ha llegado a salvo al otro lado." Avisó el anfitrión y empezó a hablar de los siguientes pasos que se harían.
También recordando que las autoridades mantendrían la confidencialidad desde este momento, recordándole a todos que era parte de sus protocolos y Érica dejo de escuchar al sentir el alivio de Rachael que estaba a su lado.
La expedición del Noveno Portal dirigida por un alemán de rango SS, iba a entrar en unas horas, pero para Érica ya no importaba nada de eso.
Tampoco estaba preocupada por Edward, ya que ella tenía algo mayor en manos de lo que preocuparse.
Apagando la pantalla y levantándose de su asiento para observar a los presentes, Érica a pesar de que veía algunos individuos importantes, dio una sonrisa formal.
"Si bien ya me he presentado, permítanme volver a hacerlo." Dijo Érica y sin nada de temor, añadió. "Soy Érica Reynolds, hija de Douglas Reynolds líder del gremio 'Royal Knight' y ahora remplazo temporal de Edward Palmer."
Su voz llevaba calma y seriedad mientras que ella se ponía la máscara de negocios que su madre tanto le inculco cuando era joven.
La presentación fue simple, pero a la vez estaba dejando ver quien era su respaldo y viendo que algunos de los presentes asentían, ella volvió a dar una sonrisa.
No una sonrisa arrogante, sino que una que mostraba una pizca de confianza.
"Soy joven e inexperta, pero Edward me eligió para ser su remplazo y trataré de estar a la altura de su expectativa mientras que él participa en la expedición, buscando salvar a la humanidad." Dijo Érica y observando a Rachael que estaba algo sorprendida por sus palabras, precisó. "Por supuesto, tendré excelentes consejeros a mi lado, así que nuestros negocios seguirán en marcha."
Necesitaba mostrar humildad y más cuando le faltaba tanta experiencia, pero a la vez necesitaba dejar en claro que Edward fue quien la puso en este lugar y no la sede del gremio de héroes.
No importa si algunos de los presentes sabía sobre el 'castigo' a ese joven, una situación era saberla y otra era decirla directamente… Y en los negocios, mantener una imagen era necesario.
Y transformar un 'castigo' en el deseo de un héroe para salvar a la humanidad, era sin duda un movimiento que, si bien era descarado, nadie podría refutar.
Después de todo, aquellos que entraban al portal eran héroes que buscaban no traer riesgos a este mundo, al menos públicamente era así.
A la vez al señalar a Rachael demostraba que ella no buscaba tomar el control, sino que solo iba a ser un remplazo que seguiría contando con aquellos cercanos al antiguo líder.
Ignorando como Rachael trataba de mantener su aspecto profesional, Érica observó a los presentes.
El General Cocis mostraba una expresión algo solemne, tal vez dándose cuenta de que ella era más de lo que esperaba y por la parte de las autoridades ejecutivas, Cornelia estaba inexpresiva.
Dándose cuenta de que no podría realizar sus movimientos políticos o incluso tratar de influenciarla.
Los demás que eran socios o benefactores del Gremio de Héroes Rumano, mantuvieron silencio y dieron una mirada al anciano que estaba al final de la mesa.
James Wiley, CEO de la Empresa Apicius que tanta influencia tenía en los negocios de la comida y quien construyó junto a la iglesia una ciudad en medio de África.
Ahora ese anciano estaba dando una sonrisa con la mezcla de un anciano que encontraba una joven prometedora y una cierta pizca de reconocimiento.
"Un gusto conocerte por fin, Érica. He oído bastante de ti de nuestra primera y segunda accionista, estoy encantado de trabajar contigo." Dijo el anciano con una sonrisa amistosa y viendo que ella ni se inmutaba, añadió. "Creo que Edward ha dejado un excelente remplazo, muy prometedor."
Le estaba revelando a aquellos que escuchaban que la primera y la segunda accionista era su conocida y, por ende, que la Empresa Apicius la apoyaría… Muy similar a lo que Edward había esperado.
No obstante, a la vez, le estaba dando una pista de que conocía a las accionistas y Érica no tuvo que pensar demasiado para darse cuenta de que eran quienes había supuesto.
"Dudo de que ellas hablaran de mí, pero sí lo hicieron espero que hayan sido cosas buenas." Respondió Érica con una sonrisa llena de calma y mirando al anciano, se inclinó y comento. "Y también estoy encantada de trabajar con alguien tan prestigioso."
Rachael se notaba algo incómoda ante sus primeras palabras, pero James se rio suavemente como si hubiera disfrutado su respuesta.
Si Aurora y Alice eran las accionistas de la que hablaba, entonces era muy seguro que ambas no hubieran hablado de ella.
No era porque no creía que esas hermanas hablaran cosas buenas de ella, sino que ambas no parecían estar interesada en los negocios y ni hablar de Alice, quien prácticamente le interesaba la comida.
"Me has pillado, pero no imaginas lo detallados que son los informes y recuerdo aquellos que trabajaron para nosotros." Dijo James y dando una sonrisa como si no importara, preguntó. "¿Y cuál es el siguiente objetivo del gremio de héroes rumano? Tal vez pueda ayudarte."
¿La misión Arca o la misión Asalto? Estaba claro que se estaba refiriendo algún informe de Aurora que ese hombre leyó y en el cual detallaba sus acciones en ambos.
Al final, no importaba.
Esta charla personal que dejaba a los otros de lado era una muestra de que ambos tenían conocidos en común y de cierta forma mostraba cercanía.
Eso era suficiente para poner a la mayoría de los socios a su lado y como el gobierno rumano estaba muy conectado a la empresa, fue lo mismo.
Su última pregunta, le estaba permitiendo a ella definir su objetivo sin tener que convencer a nadie.
"Estaba pensando en terminar lo que Edward había empezado en la península balcánica." Reveló Érica y con una sonrisa algo astuta, precisó. "Reforzar a las naciones vecinas es importante para nosotros."
Era importante para el gremio de héroes, ya que necesitaba solucionar el desastre que se había creado y a la vez extender su propia influencia a esos lugares.
Había hablado con Edward para encargarse de las diferentes situaciones mientras él estuviera dentro del portal y Érica no tenía problemas en cumplir los objetivos de su antecesor.
A la vez también era importante para Rumania si deseaba no unirse a la Unión Europea y crear su propio bloque unido con las otras naciones.
Aunque si lo lograban o no, no era algo que estuviera en sus manos y viendo que James estaba sonriendo, estuvo claro que ese anciano también tenía negocios de los que sacar beneficio.
Y eso significaba que ella podría tener la oportunidad de cumplir algunos objetivos de Edward y a la vez mantenerse en este cargo, hasta que ese joven regresara.
Al menos eso era lo que Érica esperaba.
******
Utilizando cambio rápido para ponerse ropa más cómoda, Cithrel se acomodó su cabello azul con calma mientras se miraba en el espejo de su habitación.
Ella no se miró a sí misma, sino que al reflejo de la cama que estaba su espalda en el que estaban dos figuras y tan solo pensar en quienes estaban bajo las sabanas, sus colmillos crecieron.
"Que poco control…" Murmuró Cithrel cubriendo su boca, pero se dio vuelta para mirar a las dos figuras que estaban acostadas en la cama.
Al lado izquierdo se encontraba Venali dormida mientras que al lado derecho estaba Taqiyya, ambas cubriendo sus cuerpos desnudos con la sabana.
No importa si todo estaba oscuro, Cithrel podía ver con claridad y podía escuchar su respiración al igual que el latido de sus corazones.
Sus aromas que impregnaban esta habitación solo lograba que su hambre aumentara y le fuera difícil reducirlo.
Lamiéndose los labios, pudo sentir un ligero aviso en su mente y Cithrel solo respiró hondo antes de salir de la habitación.
Estaba en el departamento de Taqiyya que seguía entrenando con otros herreros de diferentes partes del mundo y ahora estaba en Europa, precisamente Portugal en la Unión Europea, donde esa joven residía temporalmente.
Esa joven cada vez demostraba una mayor destreza en el arte de la herrería y si bien no era físicamente fuerte, sus creaciones estaban mejorando cada vez más.
Aprendiendo diferentes estilos y la creación de diferentes armas de distintas épocas y regiones de todo el mundo, los herreros que estaban conectados al torneo internacional estaban dispuestos a enseñar.
"Me alegro de que lo esté disfrutando… Y me alegro de visitarla." Murmuró Cithrel y cuando recordó la noche se lamió sus labios sin poder evitarlo.
¿Fue el hambre de su naturaleza vampírica o su deseo personal? Era difícil precisar, pero que se lamiera los labios fue natural e instintivo.
Una muestra de falta de control… Ese pensamiento pasó por su mente, pero no le importo demasiado y entró a otra habitación de invitados.
Al ver que no había nadie, se sentó en la cama y pensó en la conexión en su mente y al momento siguiente, su visión se volvió completamente oscura antes de aparecer en una biblioteca ilusoria.
"¿Molesto?" Preguntó una voz anciana llena de calma.
Cithrel sin verse perturbada observó un libro que estaba flotando en el aire y simplemente agitó su cabeza.
"No. Recién me despierto al sentir tu aviso." Respondió Cithrel y observando a ese libro, preguntó. "¿Algo ha sucedido en el Imperio? ¿O algo ha ocurrido con Aurora?"
Esa existencia que estaba proyectada ligeramente de otro mundo no estaba conectada directamente a ella y eso era porque a Cithrel le gustaba su privacidad.
No solo referido a temas personales y privados como sus relaciones, sino que le gustaba sentirse libre sin el resguardo de su abuela.
Su abuela simplemente lo aceptó y arregló avisarle cuando algo sucediera, justo como ahora.
"¿El Imperio Falion? Tu padre parece querer volverse jardinero y tu madre sigue insistiendo en introducir cosas nuevas al Imperio Lunar." Respondió el libro que estaba flotando mientras leía otros libros.
Tranquilo y en calma, su abuela no le parecía interesar lo que hacía el 'Emperador' del Imperio que la adoraba y a Cithrel tampoco.
Su padre nunca fue un hombre que le gustaba gobernar y estaba dispuesto a dejar su trono a la siguiente generación.
Al menos tenía un mínimo sentido de responsabilidad como para mantener el trono mientras ella crecía y como prácticamente heredo el imperio que la antigua emperatriz Rodwen había fortalecido, estaba rodeado de gente capaz.
En cuanto a su madre, tratar de introducir nuevas cosas al Imperio Lunar que era gobernado por elfos era bastante difícil.
Después de todo, algunos de esos elfos superaban los miles de años y eso significaba que eran muy conservadores.
"¿Volverás pronto?" Preguntó el libro mientras flotaba.
Ese libro representaba la 'Voluntad' de la Diosa del Conocimiento y aunque era un libro liberaba una presencia poderosa e imponente llena de sabiduría.
Si Cithrel no conociera a su abuela, se hubiera creído esa fachada de 'deidad' majestuosa, pero ahora sus ojos se entrecerraron.
"¿Qué ocultas, abuela?" Preguntó Cithrel con un tono solemne.
No le estaba diciendo la razón por la cual le aviso y no era porque deseaba ponerse al día, era algo más.
"¿No puedo preocuparme por mi nieta?" Preguntó la voz y riéndose con cierta diversión, precisó. "Has conseguido la aprobación de Su Majestad y ahora puedes volver al imperio, para comenzar a moverte. ¿No deseabas superar a tu tía?"
La razón por la cual no pudo evitar pedirle a Alice que la acompañara a conocer a esa existencia que estaba en el sótano de la mansión del hermano de Aurora, fue porque incluso su abuela la llamaba 'Su Majestad'.
Alice se había quedado hasta que ella consiguió la información sobre en donde estaba su tía y en qué estado se encontraba, pero se fue antes de que ella consiguiera lo que verdaderamente venía a buscar.
Una aprobación de un Primordial para un objetivo a gran escala en su mundo.
Para completarlo necesitaba volver, pero para Cithrel estuvo claro que ahora su abuela estaba cambiando de tema y fue por esa razón que mantuvo su mirada solemne en el libro.
"…"
El silencio entre ambos consiguió que la voz que venía del libro soltara una pequeña risa.
"No pensé que tu amiga fuera la hermana de Karzhal. Un curioso giró del destino. ¿Crees que fue preparado por Aión o Su Majestad? Con lo último que he oído de ellos, pienso que es el azar… Y los azares son extraños cuando un Primordial está involucrado." Dijo la voz y al ver que Cithrel la miraba dándose cuenta de que estaba desvariando, precisó. "¿Sabes la importancia que tiene que tu amiga sea la cuñada de Su Majestad? Esa información tiene un alto precio."
La expresión de Cithrel no se dejó llevar por la curiosidad a las primeras palabras, sino que se volvió extremadamente seria por las últimas palabras.
No le importaba lo que sucedía con el Dios Primordial del Tiempo y el Espacio o porque decían que no podía ver el futuro o la razón por la cual había un profeta en este mundo, cuando ese dios debía controlar todo.
Tampoco creía que todo era un plan de alguna existencia de gran poder y estaba de acuerdo con esa voz sobre el azar.
Sin embargo, sus últimas palabras fueron imposibles de pasar por alto.
"¿Has vendido la información de Aurora?" Preguntó Cithrel, dándose cuenta de que su voz sonaba fría.
"¿Vender? Suena mal. Intercambiar diría." Corrigió la voz con una risita y al sentir que ella se enojaba, el libro voló por el área y confirmó. "De verdad te importa tu amiga. Me alegro de que tengas alguien cercana, nuestra posición puede llegar a ser solitaria sin compañía, aunque te falta alcanzarla."
Intercambio la información… Cithrel al calmarse no pudo evitar preocuparse sobre la situación, ignorando el comentario.
Podía parecer simple, pero la posición de la Emperatriz del Infierno ante los ojos de algunas existencias era la de adoración absoluta y en menor medida respeto extremo.
Ni hablar de quienes alcanzaron altas posiciones por intervención de esa existencia primordial, el libro que estaba flotando a su alrededor, era uno de los tantos que alcanzó su posición por un espectáculo de esa entidad.
"¿Por qué estas molesta? No conseguí la información de ti, lo hice por medio de Su Chin." Señaló la voz mientras el libro flotaba.
Le estaba diciendo que no se dio cuenta de quién era Aurora por medio de ella, sino que por medio de Su Chin así que no tenía por qué enojarse de que compartiera o intercambiara esa información.
Una anciana que estaba obsesionada con el conocimiento, era muy posible que su intercambio de información, le hubiera permitido conseguir bastantes beneficios.
Y la razón era simple...
"Has puesto en riesgo a Aurora." Dijo Cithrel y al escuchar una risa que estaba cerca de ser una carcajada, corrigió. "O al menos has ido en contra de su decisión. Depende de ella o no relacionarse con algunos temas."
El día que descubrieron que Karzhal era hermano de Aurora, esa jovencita se alejó a pesar de que su 'cuñada' había venido a saludar.
No deseaba meterse en temas más complejos referidos a los dioses y aunque era una sorpresa, la Emperatriz del Infierno lo acepto.
Impredecible como era esa Primordial, Cithrel había esperado que se acercara, pero no lo hizo y se mantuvo al margen.
Tal vez esperando al día en que esa joven decidiera conocerla por su cuenta.
"¿A quién vendiste la información?" Preguntó Cithrel lo más calmada que pudo.
Entre los dioses del infierno que conocía mayormente y de los cuales había leído, el más problemático era Ira que se hacía llamar el soldado más leal bajo la Emperatriz del Infierno.
Un lunático que sería capaz de descender si era necesario presentar su 'respeto' o incluso saludar de lejos.
Pereza, Envidia y Gula eran existencias que pasaban desapercibidas incluso en Terra nova, pero que fueran desconocidas, era un problema mayor debido a que nadie podía saber que era lo que hacían o como actuaban.
Orgullo y Lujuria eran más conocidos, pero no eran de crear problemas y…
"Avaricia." Respondió la Diosa del Conocimiento.
Un vendedor nato, un comerciante que era capaz de comerciar con todo lo imaginable y alguien que seguramente revendería la información para obtener beneficios.
"¿Qué? Solo se lo revelará a algunos interesados de confianza. Es un Dios de Negocios." Dijo la Diosa del Conocimiento y al ver su mirada seria, simplemente se rio ante su propio juego de palabras.
No era tan conocedora como la existencia que estaba al frente de ella, pero sabía que su abuela no haría nada que dañara a su amiga y no solo porque era su conocida, sino que a esa misma deidad le agrado la joven.
Sin embargo, obtener el 'agrado' de un Dios que solo le importaba el conocimiento, era probablemente algo difícil de categorizar como bueno.
"Solo ayúdala. Al menos, puedes conceder eso, ¿no?" Preguntó Cithrel y al ver que el libro se detenía en seco, su expresión tembló.
"En realidad la he ayudado. Al parecer se está por reunir con la deidad del mundo en el que se encuentra y me ha pedido, ayudarla en caso de que las cosas salgan mal." Respondió la voz y con una pequeña risa, murmuró. "Pero lo dudo… Ya hay alguien ahí."
*******
Dos gigantes y gruesas raíces se extendían por varios cientos de metros, conformando una muralla natural en el cual el interior se encontraba una pequeña ciudad.
Esa era la única forma de llamarlo cuando había cerca de cuatro mil habitantes… Eso era lo que le había mencionado el Gran Sacerdote Yulong que lo estaba guiando por la calle.
Algunas casas tenían jardines con sus propias plantaciones y otros tenían pequeños animales comestibles mientras que cerca había algunos árboles que crecían frutas.
Las casas por su parte eran de tres pisos, con puertas grandes y pasillos bastante anchos que permitían el paso de los diferentes habitantes de este lugar.
Paredes de roca blanca, la arquitectura tenía un diseño variado entre ellos, siendo algunos edificios cuadrados sin tanto detalle mientras que otros con pequeñas torres, balcones o grandes ventanales.
Generalmente estos ventanales revelaban sutilmente el interior, pero todos apuntaban al gran árbol.
Ese inmenso árbol que antes había estado cerca y podía ser visto bien, ahora literalmente tenían que levantar su vista para ver el enorme y grueso tallo, pero incluso de esa forma no era suficiente.
Media más de treinta, tal vez cuarenta kilómetros de alto y era imposible ver el final ahora que estaba en la base.
Su grosor rondaba un kilómetro de ancho y era una vista que la seguía impactando.
—La casta de guerreros son fuertes. —Dijo Zrag por medio de la telepatía.
El Gran Sacerdote Yulong estaba guiando a solo un pequeño grupo de ellos, siendo Amnestria, Alice, la Sumo Sacerdotisa Xaali y Aurora.
No obstante, algunas de ellas llevaban pequeñas cámaras que trasmitían a los otros miembros de la expedición y ahora Zrag estaba dejando ver un hecho.
Aurora que observaba a la 'casta guerrera', no pudo evitar sentirse algo impresionada.
Las sociedades de los Zarquianos se dividían en tres castas diferentes y la primera que conocieron eran la casta guerrera.
Esos Zarquianos con facciones afiladas, que median dos metros de alto y que tenían alas gruesas a su espalda eran miembros de la casta guerrera.
Sus armas y armaduras de hueso blanco eran destacables, pero sus movimientos mostraban entrenamiento y a la vez profesionalidad, pero sus cuerpos dejaban ver fuerza.
La mayoría eran de rango A con algunos de rango S entre los que se acercaron al Gran Sacerdote Yulong y su número era lo suficiente para abrumar a una expedición promedio de la tierra.
Aurora estaba segura de que, si la expedición de la Familia Xu hubiera venido a este portal, serian ellos quienes terminarían derrotados solo con la fuerza del Gran Sacerdote y sus guerreros.
—Creo que los Adoradores destacan… Son devotos. —Dijo Alice con calma.
Ella estaba observando una casa que tenía un balcón y en el cual se encontraba varios Zarquianos arrodillados hacia al árbol, adorándolo.
No eran los únicos que lo hicieron, sino que había bastante de ellos por todas partes y por la forma que presentaban sus respetos de forma seguida y en turnos, se notaba que ellos se tomaban el trabajo seriamente.
Los Dioses de la Tierra perdieron su fuerza a causa de que la creencia en ellos se redujo, se notaba que aquí trataban de utilizar la poca 'fe' que podían reunir, para tratar de ayudar a su Guardiana.
Estos adoradores vendrían a ser la mayoría de la población común, quienes tenían el trabajo más importante que era mantener su fe, en su Guardiana para que los pudiera proteger.
Ellos por lo general no tenían alas y su altura no alcanzaba los dos metros mientras que sus escamas variaban y algunos tenían bigotes mientras que otros tenían cuernos puntiagudos, pero todos tenían algo en común.
No eran individuos con gran fuerza, tal vez podrían ser más fuerte que una persona normal debido a su fuerza natural, pero no serían catalogados como usuarios de habilidades.
"Esta es la plaza central. Allí está el templo." Dijo el Gran Sacerdote Yulong apuntando la base del árbol.
La plaza era bastante grande y entre los alrededores había bastantes lugares que parecía tiendas de intercambio en donde se compartían sus comidas y alimentos.
Era una sociedad centrada en la adoración del gran árbol y en su cuidado, ese era el objetivo que permitía que su sociedad funcionara.
Aurora que observaba la plaza que estaba ocupada por algunos adoradores y la casta de sacerdotes, dirigió su mirada al templo.
La entrada diseñada en la madera, dándole forma a la gran entrada al templo, mientras que parecía dividirse en varios pisos superiores hasta que en el último piso parecía haber un balcón.
Más que dañar el árbol, la impresión que Aurora sintió fue que el árbol cambio de forma natural dándole forma a ese lugar.
Cuando dirigió su mirada al balcón, Aurora estuvo segura de que vio una figura que rápidamente se ocultó.
Mientras caminaba en dirección del templo, todo su pequeño grupo pudo sentir las miradas y algunos asentían e incluso saludaban mostrando cierta curiosidad.
Uno de los sacerdotes que estaba limpiando el árbol junto a otros de la casta sacerdotal, bajó y se acercó al Gran Sacerdote Yulong que le hizo una señal para que esperaran un momento.
La casta sacerdotal destacaba por sus largos bigotes y si bien no tenían alas o complexiones fuertes, el color de las escamas brillaban con mayor fuerza.
De diferentes colores, de varias tonalidades y bastante diversas entre ellas, pero cada uno de ellos emitía cierto brillo por sus escamas.
"¿Ellos son de quienes habló nuestra guardiana?" Preguntó un sacerdote.
Llevaba una tela cubriendo parte de su cuerpo y escamas, dando una sensación de simpleza, pero a la vez de cierta elegancia y lo que destacaba era sus escamas de color verdoso y sus cuernos rotos.
Yulong había desactivado su manera de comunicarse y ese sacerdote solo estaba utilizando su forma de comunicación normal, pensando que su grupo no lo entendería.
Se confundía.
Aurora ya había rezado a la Diosa del Conocimiento, quien le respondió diciendo que le prestaría una mano si era altamente necesario y les ayudó a los miembros de la expedición a entender el idioma y hablarlo si lo deseaban.
Por supuesto, su grupo había elegido mantenerse en silencio sin comunicarse de esa forma y lo hicieron debido a que todavía no podían confiar en esta raza, al menos no totalmente.
Y mientras ellos pensaban que no entendía, su grupo podía escuchar sus conversaciones con claridad.
"Sí, buscan audiencia con nuestra Guardiana. Tal vez tendremos una manera para que nuestra gente evita la extinción." Respondió el Gran Sacerdote Yulong.
Su respuesta dio cierto alivio a ese segundo sacerdote y a la vez algo esperanza, pero su mirada se volvió solemne… O lo que una cara de un medio dragón podía volverse 'solemne'.
"¿Y nuestra Guardiana?" Preguntó el sacerdote con una voz femenina y al ver que Yulong no respondía, anunció. "Nosotros nos quedaremos con ella hasta el final."
"Otra vez no, Nianya. Necesitamos que nuestra gente sobreviva, eso es lo que desea nuestra Guardiana." Respondió Yulong con un tono cansado.
"Ella nos ha enseñado que podemos elegir… Y elijo estar con ella hasta el final." Respondió la zarquiana Nianya, mientras observaba al gran árbol, murmuró. "Y sé que usted desea quedarse. Algunos de nosotros también preferimos quedarnos, para acompañarla en su soledad."
La casta sacerdotal dedicada al cuidado de la Guardiana, era la encargada de comunicarse con esa existencia, llevar sus deseos a la realidad y a la vez mantener el gran árbol en cuidado.
Un gran trabajo para un árbol tan inmenso, el Gran Sacerdote Yulong habló muy bien de ellos y de cierta forma estaba orgulloso de su trabajo y de la devoción, esa corta conversación solo enfatizaba esa devoción.
El Gran Sacerdote Yulong al ver que la sacerdotisa femenina se retiraba, se acercó y le dio una suave mirada antes de guiarlo hacia el templo.
"Tuvimos una pequeña discusión, nada importante." Informó Yulong al utilizar de vuelta la comunicación.
¿Buscaba no asustarlos? Eso parecía buscar y Aurora en vez de temor a una emboscada, dio una mirada a este pequeño pueblo.
La casta guerrera seguía patrullando con sus lanzas y armaduras de huesos, la casta sacerdotal seguía cuidando el árbol y la raíces mientras que los adoradores vivían su día a día mientras que de vez en cuando se inclinaban al gran árbol.
Era una vida simple, pero ellos no mostraban miedo e incluso los más jóvenes entre ellos o los pequeños que de vez en cuando se veían, parecían tranquilos ayudando a sus padres.
"¿Ellos saben lo que sucederá?" Preguntó Aurora sin contener su curiosidad y al notar que Yulong asentía sin muchas palabras, ella se volvió inexpresiva.
Esa pequeña discusión combinada con la sociedad tan dedicada a la adoración, estaba logrando que una pregunta apareciera en su mente, pero Aurora trató de no decirla y siguió al Gran Sacerdote.
Caminando por el pasillo, en el primer piso pudo ver las camas de la casta sacerdotal y tras subir por la escalera al segundo piso, pudo ver la oficina principal de Yulong.
Cada piso era grande, pero no estaba altamente decorado.
Las paredes de madera parecían naturales y los interiores eran decorados de forma superficial mientras que la luz eran plantas que liberaban un agradable aroma junto a un brillo lo suficiente para iluminar el pasillo o habitaciones.
El tercer piso cambiaba y los muebles hechos de naturaleza y hojas empezaban a aparecer decorando el lugar, mientras que Yulong explicaba que desde el tercer piso era el lugar de su guardiana.
Aurora cuando llego al cuarto piso y vio un comedor con varios frutos naturales mientras que la pared se extendía, conformando algunas decoraciones florales, y se dio cuenta de que todo estaba siendo creado en el mismo momento.
"¿Habitaciones de invitado?" Preguntó Amnestria en su forma mediana.
Se detuvo no al ver la pared moverse, sino que al ver un 'dron' diseñado con madera… Esa existencia seguramente los estaba viendo ahora y a la vez estaba observando su campamento.
Estaba utilizando lo que veía en su campamento para decorar el lugar y por las habitaciones, daba la impresión de que verdaderamente trataba de crear habitaciones de invitado.
"Tal vez. Nuestra Guardiana es difícil de comprender si no preguntamos directamente. Quizás desee que ustedes se queden aquí o quizás busca mostrar algo de hospitalidad." Respondió Yulong sin pensarlo demasiado.
Aurora contuvo todos sus comentarios y le dio una mirada profunda a su hermana, que parecía estar sonriendo como si tuviera algún comentario inoportuno que decir, y el significado de su mirada, consiguió que esa glotona se quedara en silencio.
Subiendo de vuelta por las escaleras cuando pisaron el último escalón, sus alrededores cambiaron de inmediato.
El cambio fue absoluto y todos llegaron a un lugar que estaba ligeramente oscuro por los alrededores.
No era como estar en el interior de la sombra de su hermana, pero sin duda la oscuridad era lo suficiente como para no ver a unas decenas de metros.
Tampoco era una oscuridad tenebrosa, sino que ligera y superficial que daba la sensación de misterio en vez de terror.
Aurora no se alteró o se asustó al igual que ningún miembro de su pequeño equipo.
Vinieron pocos miembros, pero Alice, Amnestria y la Sumo Sacerdotisa Xaali eran una combinación algo aterradora y en cuanto a ella misma, estaba más que nada para hablar.
"Saludos."
Una voz femenina agradable se extendió por los alrededores mientras que la naturaleza bajo sus pies crecía revelando algunas plantas que iluminaban todo el lugar mostrando una gran sala que parecía estar muy profundo en el árbol.
"Saludos." Dijo Aurora al tomar la delantera y tras esperar sin que nada llegara, dio una sonrisa y comentó. "Lo siento, si somos irrespetuosos. No todos los días nos comunicamos con existencias de su altura."
Estaba nerviosa y estaba siendo honesta lo que hizo que sus palabras tuvieran una mayor credibilidad.
Aurora ocultó el hecho de que su grupo tampoco daba la impresión de ser muy capaz de comunicarse abiertamente y con solo mirar a Amnestria que agitaba sus orejas y Alice que estaba dando una media sonrisa al verla actuar, mostraba que clase de grupo vino con ella.
La Sumo Sacerdotisa Xaali era la más normal… No, Aurora de reojo pudo ver que le estaba asintiendo como si le estuviera confirmando que estaba haciendo un buen trabajo.
"Oh, sí. Comunicación. También me disculpo. Nunca he hablado con humanos y… ¿Bestias?" Dudó la voz y entonces una figura de color verdoso que no mostraba detalles, apareció observando al grupo y añadió. "Aunque me he comunicado con bestias de este mundo, no eran de otro lugar."
Su voz femenina era agradable y a diferencia de la voz antigua de la Diosa del Conocimiento, esta voz mostraba abiertamente dudas y a la vez no sonaba tan antigua ni conocedora.
¿Era joven? Esa ilógica pregunta vino a la mente de Aurora, pero al sentir que el silencio se volvía a extender, ella dio una sonrisa.
"¿Somos los primeros humanos?" Preguntó Aurora con calma.
"Sí. Hace mucho, mucho tiempo, Zarquel me habló de otros mundos. Con todo tipo de razas y vidas conviviendo. Una de ellas eran los humanos. Seres con potencial ilimitado. Tan diversos como únicos." Respondió la figura, pareciendo algo nerviosa.
Aurora no podía conectar los 'nervios' con alguien del calibre de la existencia que estaba al frente de ella, pero al sentir su tono joven y su sinceridad al responder, no pudo quitar su sonrisa un poco más tranquila.
Estaba curiosa sobre el supuesto dragón conocido como Zarquel y estaba claro que ella podría responder muchas preguntas, pero no vio necesidad en adentrarse en un pasado que daba la impresión de que podía ser doloroso para esa existencia.
"Venimos de la tierra, un mundo distante, creería. En nuestras tierras apareció un portal que nos envía a otro mundo. Tal vez por enseñanza o… Quizás por algo más." Dijo Aurora tragándose su pensamiento de que tal vez fueron enviados como juguetes de un dios y manteniendo la mirada en esa figura que no daba la impresión de ser un dios, explicó. "Independientemente de las circunstancias, hemos escuchado que su gente necesita ayuda… Si está en mi poder, ofreceré una mano."
Los Zarquianos se veía como una sociedad pacifica que trataba de sobrevivir bajo el resguardo de la 'Guardiana' y esta entidad daba la impresión de que era alguien joven, que mostraba inexperiencia.
No necesitaba mostrar una presencia imponente para sus adoradores, ya que incluso en este momento Yulong estaba inclinado dando una sonrisa al ver la figura.
Si la Diosa del Conocimiento con solo su voz demostró experiencia y conocimiento abrumador de la antigüedad, la entidad que estaba al frente de su grupo, mostraba inexperiencia y curiosidad.
La expedición tenía el deber de encargarse del portal abismal y salvar a la raza que podrían encontrarse solo era una parte del objetivo final.
Una que parte de su grupo podía o no compartir, pero dar una mano para Zerzura siempre fue normal… Y ella la daría si era necesario.
"Aunque desconozco el peligro al que se enfrenta este mundo y dudo que sea algo de lo que podemos encargarnos, pero en tareas menores y en cuestiones más 'terrenales', quizás seamos útiles." Dijo Aurora y viendo de reojo que los labios de su hermana temblaban ante su tono tan cortes, ella se tragó su vergüenza y solo dio una sonrisa a la figura verdosa.
"Ustedes tienen una misión, según lo que he oído y…" La voz se detuvo como si algo o alguien la detuviera y tras un momento, explicó. "Y no lo dejaré que se encarguen de nuestro problema, aunque si me gustaría su apoyo para enviar nuestra gente a su mundo, si es posible."
Los alrededores empezaron a cambiar y esta vez Aurora pudo ver que el suelo se volvió traslúcido y sus alrededores cambiaban en su totalidad.
A lo lejos pudo ver una luz de una estrella y bajo sus pies, pudo ver unas inmensas raíces cubriendo lo que parecía ser una esfera.
Su expresión fue cambiando mientras veía lo que estaba a su alrededor.
No toda la esfera estaba cubierta por raíces, sino que solo la mitad de ella y gran parte de la otra mitad estaba siendo tragada por lo que Aurora pudo definir como un agujero negro.
Desde ese agujero negro estaba lo que parecía ser un túnel que iba directamente al planeta y absorbía la tierra, como si estuviera devorándolo mientras que de vez en cuando dejaba caer trozos que golpeaban las raíces.
Esas gruesas raíces buscaban proteger los restos de un planeta destruido… La Guardiana que estaba a su lado, estaba protegiendo todo un mundo en su totalidad.
Aurora que observaba este fenómeno se sintió diminuta, insignificante y… Demasiado pequeña.
El agujero negro tragaba la luz y destrozaba el planeta, pero a donde estaba dirigiendo no era a un lugar en el espacio, era un 'Túnel al Vacío'.
César y Rupert le narraron su historia de que casi eran tragados, pero ese efecto solo fue un pequeño e insignificante suceso comparado a lo que estaba al frente de ella.
"Es por medio de ese túnel en el centro de ese agujero que Zarquel vino a este mundo, pero eso fue hace incontables años. Ahora ese túnel se ha vuelto tan grande y el agujero ha crecido tanto, que pronto tragara los alrededores antes de desaparecer." Explicó la voz con una calma total y mirando al agujero, señaló. "La Barrera Dimensional obligará a que el túnel se cierre antes de que algo mucho más aterrador salga. Pese a que la barrera dimensional en este mundo se ha debilitado, la barrera universal sigue fuerte. Mucho más fuerte que antes, supongo que…"
Se detuvo otra vez como si alguien le volviera a impedir a hablar y esa existencia solo agitó su cabeza como si no le pareciera agradable que la detuvieran.
Sin embargo, Aurora todavía mantuvo su mirada en ese mundo, en el gran árbol y sus raíces protegiéndolo a pesar de que lentamente estaba siendo devorado por el agujero.
Su mirada estaba en este fenómeno que era indescriptible… Y se tragó su miedo.
Un miedo que la Sumo Sacerdotisa Xaali compartió y que incluso Amnestria y Alice se tomaron con cierta gravedad.
Aurora no supo que decir ni cómo reaccionar y trató de contener la pregunta en su mente, pero no pudo.
¿Qué pasaría si a la tierra le sucede lo mismo? Esa pregunta le trajo miles de pensamientos.
Preguntándose si los Dioses de la Tierra que se habían encargado de su barrera dimensional podrían ayudarlos, pero estaba segura de que esos dioses eran más débiles que la deidad que estaba tratando de proteger este mundo.
¿Los Primordiales actuarían? ¿El Dios del Tiempo y el Espacio actuaria o simplemente miraría una de las tantas razas desaparecer?
Y al final… ¿Qué podrían hacer los humanos?
"Una vez Zarquel me protegió y ahora solo deseo que los que nacieron de él, puedan ser salvados. Incluso si se mueven a otro mundo, estaría satisfecha." Dijo la figura verdosa con absoluta compostura.
Aurora no supo que decir, su mirada continuó ante ese fenómeno espacial que mostraba una destrucción planetaria y el fondo de su mente, sintió miedo.
Cuando ella lo estuvo por aplacar y responder, pudo notar que Alice le daba una mirada al Gran Sacerdote que solo tenía una mirada grave ante la vista y luego a la figura verdosa.
"¿Crees que ellos estarán satisfechos al dejarte atrás?" Preguntó Alice.
Aurora recordó de inmediato la conversación de Yulong y la otra sacerdotisa, a la vez que pensó en la vida de los adoradores, de la casta guerrera y sacerdotal.
Si es que ellos entendían cuál era su destino, entonces no mostraban el pánico ante el fin del mundo… Y la pregunta de su hermana, era aquella que no había querido pensar.
Nianya mostraba que no deseaba abandonar a su Guardiana y aunque Yulong lo ocultaba, su mirada que no cambiaba en ningún momento, dejaba ver que no temía morir.
Y solo esa pregunta fue suficiente como para que la existencia se quedara en silencio.
******
A través de sus sentidos, la existencia que se ocultaba en lo profundo del árbol, pudo observar como los humanos se retiraban.
También había una bestia poderosa entre ellos, pero eran los humanos que destacaban ante sus ojos.
Cuando ella era pequeña y su conciencia apenas había florecido, Zarquel le contaba historias de los mundos que había visitado.
Era un Dragón que había alcanzado la divinidad y que le gustaba viajar entre mundos desconocidos, visitándolos y para ello tenía que moverse a través del vacío.
En su último viaje llegó a este mundo y sin poder escapar, le dio vida a ella por medio de una importante semilla que tenía.
Fueron las historias que él le narraba, que le contaban sobre las diversas razas, lo que le ayudó entender que los que vinieron eran humanos.
Nunca había pensado que los podría ver alguna vez.
"No creo que fue necesario mostrarle lo que sucede afuera." Murmuró la Guardiana mientras se quedaba en la antigua sala en donde reunió al grupo de visitantes.
Esta era la primera vez que se lo mostraba al Gran Sacerdote que la atendía y estuvo claro que para esos humanos era la primera vez que veía algo de este nivel.
La joven humana que le había hablado primero, tratando de no ser irrespetuosa y descortés, se quedó atónita al ver lo que había.
Fue lo mismo con esa sacerdotisa que tenía rastros de poderes divinos y la bestia que siempre mantuvo su cautela también mostró emociones.
Quizás la última joven que le hizo una pregunta que ella no había querido ver, fue la que parecía más calmada, pero la Guardiana no sabía si era porque no le interesaba la muerte de este mundo o porque había visto cosas similares.
O era porque tenía hambre… Había escuchado el gruñido de su estómago en un determinado momento y fue algo que solo ella había escuchado.
Aun así, no había necesidad de mostrarle lo que estaba en el exterior, ya que…
"No son niños. Ya no más. Deben enfrentarse a la realidad en la que se encuentran. Deben aprender."
Una voz que no era ni femenina ni masculina vino de su espalda y la Guardiana solo se detuvo al darse cuenta de que había visto a través de ella.
Niños… Era las palabras que ella utilizaría para definir a aquellos que solo necesitaban vivir su vida, sin preocuparse por los problemas del exterior.
Solo debían salvarse a sí mismo y a su gente, para volver a su vida continuando con su existencia.
Sin embargo, la existencia que se había acercado a ella, no pensaba lo mismo.
"¿Tratas de educarlos para que crezcan?" Preguntó la Guardiana y dando un suspiro, murmuró. "Demasiadas intervenciones para ser una educación."
Zarquel le había enseñado sobre la educación a los mortales y le había enseñado que necesitaba dejarles pistas para que obtuvieran un camino por sí mismo.
Ella misma había guiado a los Zarquianos durante mucho tiempo, ayudándole a aprender, a relacionarse y a comunicarse para sobrevivir.
"Creo que de todos los que podrían decirme eso, eres la menos indicada, niña." Dijo una figura que aparecía a su lado.
La Guardiana desvió la mirada de esa existencia cuya voz mostraba antigüedad que le recordaba al dragón que la cuido a ella… Hace demasiado tiempo atrás.
"Suenas orgulloso al llamarme niña…" Murmuró la Guardiana en voz baja.
Eso pudo sentir y era raro que esa existencia que antes pregonaba el equilibrio, estuviera saliéndose de su papel, para intervenir de forma directa.
Y ahora fue la primera vez que sintió alguna emoción en su voz y era orgullo, uno que no sabía si era real o ficticio.
"Tal vez soy un poco orgulloso o quizás siempre lo soy." Murmuró la figura y girándose para alejarse, añadió. "Ya has obtenido el camino para la salvación de tu gente. Tal como has querido."
La figura desapareció tras dejar esas palabras que continuaron resonando por los alrededores y la Guardiana caminó al balcón, para ver la expedición retirándose a lo lejos.
¿Eso era lo único que deseaba?
La Guardiana cerró sus ojos continuando con su ardua defensa para mantener a su gente protegida, para mantener los restos de este mundo estable… Antes de que su existencia fuera tragada por ese mismo túnel que trajo a quien le dio vida.
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