Chapitre 5: Lago
Elliot
¿A quien diablos se le ocurrió los decimos pisos? O mejor ¿Porque rayos de tantos departamentos mi madre eligió en penthouse del décimo piso?
El ascensor no llegaba y había decidido bajar las escaleras; ahora me encuentro en el primer piso trotando por el pasillo, hasta que al fin vislumbro la recepción de la planta baja. Corro hasta la puerta y al tocar la acera comienzo a caminar.
Gruesas gotas de agua me golpean suavemente de la mano del aliento gélido de la noche moviendo mi cabello; obligándome a ponerme mi capucha y meter mis manos en los bolsillos de mi suéter.
Camino tranquilamente mientras personas corren a mi lado para refugiarse de la lluvia, ¿Por que tanto drama por un poco de agua?.
Levanto la mirada y dentro de lo que la tormenta me deja ver está la montaña, la que a sus pies posee el mágico e increíble lago.
Apuro un poco más el paso y las gotas golpean con más fuerza.
(...)
Terminé de subir la colina y apoyo mis manos en mis rodillas recuperando la compostura.
Entre respiraciones entre cortadas camino hasta el final del risco; desde ahí una vista maravillosa del lago me era regalada. Me acerco a el final del risco y allí me siento dejando colgar mis piernas al vacío.
Aún con la neblina podía vislumbrar las motas de alegres colores revoloteando por sobre el agua, una vista bastante agradable.
Dejo mis lágrima caer, deslizarse por mis pómulos sonrosados a causa del frío; llegó un momento en el que no sabía si lo que corría por mi rostro y caía de mi mentón eran lágrimas o gotas de la lluvia.
En mi mente se dibujaban recuerdos, dolorosos recuerdos que no hacían más que acentuar mi pesar; gritos, llantos, insultos, absolutamente todos llenaban mi cabeza. Hasta que siento un peso a mi lado y un brazo rodeandome los hombros; levanto mi mirada y unos brillantes ojos amarillos me devuelven la mirada.
— ¿Por qué lloras? —Me Pregunta con su suave voz.
Y yo sólo acentúo el llanto dejándome abrazar. ¿Ironico no? Me esta consolando un demonio.
— Elliot... —Dice luego de varios minutos —¿Que sucede?
— Nada, yo... —Levanto mi cabeza de su hombro y seco mis lágrimas con una manga de mi empapado suéter. —Estoy... bien.
— Mentiras —Acusa —¿Me dirás que te sucede o quieres que me valla?
Suelto un largo suspiro.
— Solo... —Intento hallar las palabras en mi ahora desorganizada mente —Le conté a mi madre sobre esto y...
— ¿Reaccionó mal? —Me interrumpe ladeando su cabeza.
— No, de hecho reaccionó bastante... Bien —Admito —Pero me dijo que mi padre también lo hacía, que el también los veía y que tal vez lo mio me lo había heredado él. —Bajo mi mirada hacia el lago.
— ¿Y acaso pasa algo? —Cuestiona — ¿Te gusta no?.
Asiento.
— Pero...
— Entonces no esta mal, se que no quieres saber absolutamente nada con respecto a tu padre, pero no le des el gusto, Elliot, sólo disfrutalo —Intenta hacerme reaccionar —Ademas no estas sólo.
Me muestra su sonrisa gatuna y veo sus colmillos. ¿Esto se sentía tener un amigo; aunque sea este tipo de amigo?
— Gracias —Sonrio. — ¿Por que... —Me interrumpo inmediatamente.
—¿Si?
— Emm, pues... Nada —Bajo la mirada.
— Elliot, dime. —Demanda
—¿Por que no me has hecho daño? —Pregunto sintiéndome estúpido al instante.
— ¿A que te refieres? —Cuestiona tensandose y temo haberla cagado.
— Se supone que...—Carraspeo —deberias intentar hacerme daño y aveces creo que tal vez; todo sea mentira y me traiciones derepente... —Siento un nudo formarse en mi garganta —Lo siento, Anael.
En lugar de molestarse suelta una pequeña risa.
— ¿Sentirlo? —Rie — ¿por que?
—Por desconfiar de ti... —El nudo de mi garganta se libera y lágrimas comienzan a amenazar.
— Es normal que lo hagas —Razona —no de haría daño, Elliot, eres mi amigo aunque suene absurdo por el hecho de tu ser humano y yo... Un... Demonio —Rie un poco —No te haré daño, es en serio.
Asiento pero cuando intento hablar lo único que sale es un sollozo. Realmente me siento mal, demaciado; si lloro lo hago verdaderamente, me desahogo de todo, pero es interminable, el dolor es interminable.
— Shhh —Me susurra en voz tranquilizadora —No llores, ya, tranquilo, todo estará bien. —Dice y vuelve a abrazarme.
Sabía que este momento era riesgoso puesto a que para que lo pudiera sentir de esta forma tan... Tangible el debe mostrarse y cualquiera que pasara podría verlo. Pero, este lago es tan solitario como ambos.
—No puedo seguir así, Anael —Admito entre lágrimas —No puedo seguir sonriendo mientras cada día me quiebro más, es que... Fue hace mucho tiempo pero en mi todo sigue tan... Vivo. —Le cuento y él aprieta el abrazo. —cada una de las situaciones, todas y cada una se quedaron grabadas y me siento horrible; ya ni puedo dormir correctamente. Y lo tengo que afrontar sólo.
— Aqui estoy, no estas sólo —Me tranquiliza.
— Pero cuando no estás... —Lloriqueo.
Dios que Idiota me debo ver.
— Ahora siempre estaré a tu lado —Sentencia Separándonos un poco y mirándonos a los ojos.
— No puedes. —Afirmo.
— Ahora si, —Dice embozando una de esas sonrisas gatunas que sólo él sabe dar. —es ayudar a un amigo eso no esta prohibido.
Simplemente sonrío, una de mis pocas sonrisas sinceras; realmente me sentía increíblemente bien por el hecho de que Anael se quedara con migo, tendría al fin a un
"amigo" a mi lado, ya no tendría porque aguantarme todo para mi sólo, por primera vez en algún tiempo la suerte esta de mi lado.
—Gracias —Le agradezco.
—De hecho, aquí el inmortal que llevaba años en soledad era yo. —Habla con una mueca de dramatismo falsa —así que las gracias no las deberias dar tu.
—Pues entonces, estamos a mano —Digo y comienzo una ráfaga de estornudos.
—Ve a tu casa, vas a enfermar —Ordena cuando término mi ráfaga.
—Pero quiero estar aquí... —Digo haciendo un puchero y apartando un mechón de cabello castaño de mi frente.
—No. —Sentencia.
—Espera, tu vienes con migo, Anael —Sonrio triunfante soltando otro estornudo.
—Bueno, vamos —Se levanta y me tiende su mano.
—Te van a ver —Razono aceptando la ayuda e incorporándome.
—No lo harán, ahora sólo me puedes ver tú —Sonrie.
—¿Seguro?
— Si. —Concluye con voz segura.
Al fin y al cabo el es mi amigo y puedo confiar en el, ¿no?.
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Me da vergüenza publicar estas cosas unu
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