Regresé a mi casa a las tres de la tarde, le comenté a Alice en el camino la razón por la que había actuado tan impulsivamente hace rato y, aunque pude notar que se enojó un poco conmigo por actuar de esa manera, trató de comprenderme. Seguía sintiéndome desolada, nada tenía sentido para mí, ¿Por qué se encontraban cómodamente solos en su auto?, ¿A caso yo estaba exagerando las cosas y no era tan grave como yo pensaba, acaso todo era lo que parecía? Dado que me encontraba bastante confundida no podía pensar con claridad, así que decidí salir de noche de chicas con Alice al cine para no pensar mucho más en eso. Aunque estaba segura de que la película fue muy divertida debido a las risas del resto de personas presentes en la sala, no pude poner mucha atención al film en ningún momento a causa de mi debate mental. Sin embargo, la trama de la película fue un alivio debido a que no era nada romántico o cursi en lo absoluto; era sobre un matrimonio que decide adoptar temporalmente a un trío de hermanos y, dada su falta de experiencia en la paternidad, su casa estaba hecha un desastre total al final del día.
Luego del cine, Alice pasó la noche en mi casa así que decidimos desvelarnos un poco viendo todo tipo de películas románticas mientras comíamos un montón de palomitas y llorábamos a causa de las situaciones ficticias. Edward me llamó cientos de veces a lo largo de la tarde pero decidí apagar mi celular para no pensar mucho más en lo ocurrido y poder tomar una decisión.
Me levanté el sábado por la mañana a las siete en punto sintiéndome muy cansada como para ir a correr, así que esa fue la primera vez en varias semanas que no fui pareja de caminata de mi mejor amiga. Luego del desayuno, ella tuvo que irse, hecho que me provocó una sensación inevitable de soledad haciendo que me sintiera triste de nuevo. Al dar las dos de la tarde, Edward me llamó y supe que ya no podía posponer más lo inevitable así que esta vez sí respondí y enfrenté lo que estaba pasando.
— Hola… — musité mientras sentía una sensación de remordimiento, ira y tristeza al mismo tiempo que me invadía todo el cuerpo.
— ¡Lizzy!, creí que no volverías a hablarme, ¿Acaso estás enojada conmigo o algo así?
— Tú… gran tonto.
— ¿Qué ocurre?, creí que estábamos bien querida. Yo te amo muchísimo, ¿Acaso tú ya no me amas más? — dijo más en broma que dramáticamente.
— Debemos hablar, te veré en veinte en Riverside Park.
— Está bien, pero… aún no has respondido a mi pregunta.
— Adiós Edward. — dije entre lágrimas unos segundos antes de finalizar la llamada.
Una vez en Riverside Park, mientras lo buscaba con la mirada, pude observarlo a la distancia sentado solitariamente en una banca con ojos tristes y rostro pensativo; para ese momento estaba segura de que mis palabras lo habían herido y fue hasta entonces que me sentí un tanto culpable por armar todo este drama que quizá hasta fuera innecesario. Me acerqué lentamente a su encuentro mientras el sudor brotaba incontrolable de mis manos y una vez que estuve ahí, me senté a su lado tratando de contener las lágrimas de nuevo, no podía soportar ver sus ojos llorosos así que procedí a envolverlo entre mis brazos para intentar confortarlo antes de besarlo por última vez; sabía que sería la última vez, al menos por ahora, porque mi decisión ya estaba tomada y yo estaba determinada a terminar con lo nuestro.
— Edward, yo aún te amo. Pero también me amo a mí misma así que ya no podemos estar juntos.
— ¡¿Que?!, ¡¿De qué diablos estás hablando Elizabeth?!, ¿Ya no puedes estar conmigo? Realmente no entiendo nada de lo que dices, ¿Por qué haces esto? — dijo con la voz temblorosa indicándome que estaba a punto de romper en llanto para ese momento.
— ¡Te vi con Tiffany, Edward!, yo intento confiar en ti pero desde un principio dijiste que sólo estabas con ella por venganza y yo sólo era un peón más de tu juego. Quizá realmente sólo me dijiste que me amabas como parte de tu plan maestro para que yo no me negara o lo arruinara con mis rabietas, y quizá pasé la noche contigo como querías desde un principio para tu venganza pero nunca terminaste con ella. Soy ingenua, lo sé, pero ahora que tienes lo que querías por favor sólo aléjate de mí sin más.
— ¿Qué cosas estás diciendo Elizabeth? No quiero subestimar tus sentimientos, pero nada de lo que acabas de decir es verdad, ¡Yo en serio te amo!
— Bien, entonces por favor explícame qué diablos hacías con esa chica a solas en tu auto.
— Esto no es nada de lo que piensas linda, yo estaba en mi auto esperándote y ella quería hablar conmigo así que llegó de improviso y se metió sin permiso. Luego ella trató de seducirme pero yo la paré en seco diciéndole que no es la chica a la que amo y pidiéndole que saliera de mi auto. Eso es todo lo que pasó, ninguna de tus locas conspiraciones es real cariño.
— No lo sé Edward, he estado pensando en que quizá todo esto fue un error desde el inicio.
— ¡¿Qué?!, ¿Cómo te atreves siquiera a llamarnos un "error"? Estás enloqueciendo Elizabeth, porque nosotros no somos un error ni por asomo, lo nuestro fue más como una coincidencia desde el principio, la coincidencia más hermosa de todo el maldito mundo.
— Nada de lo que digas podrá hacerme cambiar de opinión esta vez. Lo mejor es terminar con esto y sé que en el fondo tú también lo sabes.
— ¿Lo mejor para quién?, ¿Para ti misma?
— Para ambos.
— No, tú sólo te amas a ti misma. Si alguna vez puedes dejar de ser egoísta y puedes empezar a pensar en alguien que no seas tú entonces llámame, pero si no puedes, entonces por favor no me busques nunca más. — dijo mientras caminaba lejos de mí y se desvanecía con la distancia.
Después de mil ocho mil años, aquí está un nuevo capítulo chic@s. Espero que lo disfruten, intentaré ser más frecuente con los capítulos ):