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Nuestra casa

John al verme subir al auto me saludo y yo conteste de manera cortes tratando de evitar que me viera con los ojos aún hinchados por llorar. Louis contesto algunos mensajes de sus hermanos que estaban por terminar sus trabajos pendientes para poder disfrutar de el fin de semana sin distracciones. Mientras tanto yo le mostraba a Tom los lugares por donde pasábamos para que se hiciera una idea del lugar en el que viviría ahora.

- ¿Es el mismo lugar de la vez pasada?- Preguntó John mirándome por el retrovisor.

- No, la casa de la vez pasada fue en donde vive con la familia de su amiga, la señorita Ashley. La casa de Sasha es la cuarta que esta en esta calle.- Susurró Louis mientras señalaba mi casa y volvía a atender la llamada.

- Ustedes se llevan muy bien.- Me codeo Tommy mientras reía junto con John, mi rostro se ruborizó y mire hacia la ventana.

- Les ayudo a bajar las cosas. - Dijo John quien después de abrirme la puerta se dirigió a el maletero.

Caminé hacia la puerta junto con Tom y la abrí, fui a encender las luces porque las cortinas de las ventanas no permitían la entrada de la luz de exterior.

- Es muy bonita tu casa. -Sonrió Tom mirando a su alrededor.

- Ahora es NUESTRA casa. - Acaricie su cabello.

- ¿En donde pongo las cosas del joven? - Se acercó John con una sonrisa.

- Por aquí.- Caminé hacia las escaleras. -¡Tommy ven a ver tu habitación! - Le hice una seña para que nos siguiera.

- Este es el baño. Por aquí esta la habitación que era de mi madre, y este es su oficina donde trabajaba. - Señale emocionada de regresar a casa. - Esta es mi habitación y la de al lado es la de Ash, pero cuando viene por lo regular se queda conmigo. Esta la usaba Alex cuando era pequeño. - Este es el almacén en donde teníamos decoraciones y cosas de ese tipo. Hay dos habitaciones disponibles, puedes elegir la que gustes. - Dije con dificultad mientras tomaba aire después de haber hablado tan rápido.

- Usaré la que me digas. - Insistió Tom, aún estaba algo tímido y cohibido pero era cuestión de que se acostumbrara.

- Entonces usa esta, esta cerca de la mía. La habitación es bastante grande y tiene más muebles que puedes usar. Entra. - Sonreí al ver como se acercaba a la puerta y la abría, al encender las luces sonrió.

- Es muy bonita, me gusta mucho.- Entró para recorrerla por completo.

- ¿Dejo las cosas dentro? - Susurró John para evitar romper el momento.

- Si, por favor. -Susurré con una sonrisa.

- Esta algo llena de polvo porque tenía tiempo que no estaba en casa, solo es cuestión de limpiar y cambiar las sabanas. - Entré y comencé a quitar las almohadas y colchas para llevármelas al cuarto de lavado. - En el almacén hay un closet con sabanas y cosas limpias, elige las que quieras, solo ten cuidado porque están algo pesadas. -

- Yo le ayudo. - Se ofreció John, le agradecí y deje que ambos fueran a buscar las cosas, caminé con algo de dificultad por el pasillo porque no podía moverme con facilidad.

- Dame eso. - Louis tomó las cosas y estornudó.

- Están algo polvosas.- Reí mientras recogía una almohada que había caído.

- ¿A donde vamos? -

- A lavarlas. - Caminé al frente y al asegurarme de que bajara las escaleras de manera segura entramos a el cuarto de lavado. Coloqué las cosas en la lavadora, me hice una coleta alta y estornudé.

- Deberíamos limpiar más. - Sonrió Louis quien estaba recargado en el marco de la puerta mirándome con gran atención.

- Ya sé, pero eso será después. - Le empuje hacia la cocina, le di una pequeña libreta y un lapicero.

- ¿Voy a hacer una lista de pendientes? - Preguntó con una hermosa sonrisa.

- Sí, son las cosas que necesitaremos Tommy y yo.- Abrí lo cajones de la alacena y la refri para ver que hacía falta.

- Estoy algo celoso de Tom, será el primero en vivir contigo.-

- Puedes venir cuando quieras. - Me asomé desde la puerta del refrigerador.

- ¿En serio? - Sus ojos brillaron llenos de emoción.

- Por supuesto que sí. -

- ¿También me darás una habitación? - Una sonrisa se dibujo en su rostro.

- ¿Quieres una? Pensé que te quedarías en la mía. - Me acerqué con unas cosas y las tiré en la basura porque ya no servían, cerré la bolsa del cesto de basura y me fui a lavar las manos.

- Cariño. - Dijo suavemente.

- Dime. - Gire para verle y sus orejas estaban algo rojas.

- No puedes arrepentirte de lo que has dicho. Incluso si esta tu amiga no la dejaré quedarse contigo. No me iré a dormir a otra habitación. -

- Esta bien, por eso ella tiene su propia habitación. Solo quédate conmigo.- Besé su mejilla e intenté tomar la libreta pero él levantó la mano lejos de mi alcance. Le miré fijamente y el solo levantó los hombros mientras me miraba de forma burlona.

Acomodé mis mangas y comencé a saltar para lograr alcanzar la libreta pero no podía, Louis era injustamente alto. No importaba que tanto saltara no lograría atraparlo. Un poco cansada me acerque a la isla de la cocina y me subí a ella. Louis estaba algo sorprendido pero antes de que pudiera reaccionar salté hacia él.

- ¿Acaso eres un gato? - Me pregunto una vez que me atrapo, sus brazos estaban sujetándome fuertemente bajo la cadera.

- Soy algo competitiva. - Mire hacia abajo y abracé su cabeza riendo.

- ¿Ahora eres un koala? - Se rio y aflojó un poco su agarré, por instinto coloque mis piernas alrededor de su cintura para no caerme.

- Soy un poco de todo. - Bromé colocando mis brazos en su cuello. Puse mi barbilla en su pecho y le miré, era muy apuesto.

- Deberíamos hacer la lista. - Estaba algo nervioso y desvió la mirada mientras me levantaba un poco con su manos.

- Pero es divertido estar así.- Me aferre a él con fuerza.

- Cariño, no podemos jugar así. Hay personas en casa. - Su voz tembló un poco y se acercó a la isla de la cocina para sentarme en un banco. - Hagamos la lista. - Me pasó la libreta y el bolígrafo, le solté y asentí. Rápidamente él se sentó a mi lado mientras recargaba sus codos en la mesa y hundía su cabeza en sus manos.

- ¿Estas bien? - Pregunté algo preocupada al ver su rostro algo rojo.

- Sasha, cariño. La próxima vez salgamos solos. - Sonaba algo cansado. Mire su bolsillo en donde casi se caía su teléfono, así que con ambas manos intenté atraparlo pero Louis se movió por accidente.

- Tu... Tu teléfono.- Levanté las manos y con el rostro completamente ruborizado nos miramos los dos atónitos por lo que acababa de suceder. - Voy a colocar las cosas en la secadora. -

Salté del asiento y prácticamente corrí a el cuarto de lavado, mi mente estaba hecha un desastre. ¿Por qué rayos había intentado agarrar el teléfono cuando pude haberle dicho directamente que se iba a caer? Al cerrar la puerta me puse de cuclillas y mire mis manos. ¿Qué diablos había sido eso? Sentí como mi boca se secaba. ¿La temperatura había subido o solo era yo? Seguía sin creerlo mis manos no habían agarrado el teléfono.


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