Zaki estaba aturdido. Estaba confundido. No entendía por qué Hinari seguía aquí, tratándolo como siempre a pesar de todo lo que había pasado. ¿Vio lo herida que estaba y aún así no le dejó?
La idea de que Hinari se negara a dejarlo hizo que el corazón de Zaki llorara de alegría. Quería simplemente tirar de ella y abrazarla fuertemente en sus brazos y no dejarla ir hasta el día en que respirara por última vez. Pero su mente luchaba ferozmente contra su corazón.
—Hinari... no deberías estar aquí ahora mismo. Ya no estamos comprometidos. —Entonces Zaki dijo. Sus hermosos ojos eran oscuros y fríos. Su voz se llenó de firmeza como si la estuviera alejando.