—Sei... yo... no quiero morir... —Zaki lloró, mientras se tiraba del pelo. Sei se sentó allí y solo escuchó, sus manos apretadas en puños apretados.
—No quiero hacerle daño, pero aún así acabé haciéndole daño. Lloró y le dolía por mi culpa. —Zaki estaba extremadamente emocionado. Sintió que su corazón se desgarraba y no había signos de que el dolor se calmara. Pensó que podía soportar el dolor en su pecho pero no sabía que nunca podría soportar ver llorar a Hinari. El dolor era peor de lo que nunca había imaginado.
Cuando prometió protegerla de cualquier cosa y de cualquiera que quisiera hacerle daño, nunca pensó que tendría que protegerla de sí mismo.