El pequeño Shin continuó masajeando la espalda de Davi con sus manitas y Davi no pudo evitar sentirse extática. Su hijo era tan adorable que su corazón quería explotar debido a su belleza.
Sei, por su parte, seguía aturdido, mirando a Davi como si acabara de ver a un ángel y no podía apartar los ojos de ella. Contrariamente a la expresión extremadamente feliz de Sei, Lin Jingyi parecía como si acabara de pasar por una experiencia que rompió la tierra y ahora estaba aparentemente traumatizada.
Mientras disfrutaba del servicio especial del pequeño Shin, Davi miró a Lin Jingyi. La miró directamente a los ojos como si la estuviera escudriñando para ver si aún había alguna señal de que estaba resurgiendo de nuevo. Afortunadamente, parecía que a Lin Jingyi aún le quedaba algo de respeto por sí misma. La completa rendición en sus ojos fue suficiente para que Davi finalmente bajara todas sus armas, indicando que la guerra había terminado oficialmente por ahora.