País J, Hospital de Ciudad Azul…
Dentro de una habitación silenciosa, las lágrimas de Davi seguían cayendo sin parar de sus ojos. Las enfermeras, incluyendo a Hinari y Haru, le rogaron que volviera a su habitación para descansar. Ella no pudo hacer más que obedecer, aunque no quería dejar a su hijo. Sólo quería estar a su lado.
La mente de Davi estaba hecha un desastre. Su memoria perdida había vuelto y no sabía qué hacer. Quería pensar solamente en su hijo y creer que aquellos recuerdos no eran más que un sueño, pero la realidad no se lo permitía.
Después de un momento, sintió que alguien entraba a su habitación y, apenas se volvió a ver a la doctora que estaba ante ella, sus ojos se pusieron más grandes.
—¿Ma… madre? —tartamudeó, mirando a la mujer con los ojos llenos de incredulidad.