Era un hecho que 70 discípulos habían salido de la formación del conjuro. No importaba cuánta sospecha tuviera la Academia Espíritu Inmortal, solo podían apretar los dientes y dejar que todo continuara. Todos ,de alguna manera, sentían que todo era bastante extraño pues muy poca gente había superado los clasificatorios y demasiados habían superado los cuartos de final. De todos modos todo acababa de manera inexplicable.
El mecanismo de la semifinal era muy simple; no era más que luchar en parejas y el ganador avanza hasta que los tres primeros participantes emergieran. Además, la competencia debía realizarse ante toda una multitud. Si algo sucediera, cualquiera sería capaz de detectarlo de una vez, no habría absolutamente ningún problema más. Todos lo pensaban así y, al principio, la semifinal había sido muy normal, hasta que Lonemoon subió...
Oponente uno.