En un mundo muy alejado de Taprisha, un león de unos sesenta metros de alto, con una hermosa melena que fluía con una luz dorada estaba de pie, con su cabeza levantada hacia adelante. El león tenía ojos azules poderosos, llenos de profundidad, y que emitían un débil color dentro de ellos. Su pelaje era suntuoso, y unos débiles destellos de luz blanca brotaban de él. Un aire majestuoso de dominio y poder se desplegaba de esta bestia fantástica en devastadoras ondas, distorsionando el aire mismo.
Este león estaba en ese momento sobre lo que una vez había sido la cumbre de una gran montaña. Una superficie plana y uniforme era todo lo que quedaba, la cima de la montaña de aproximadamente tres mil metros de altura cortada desde hace muchos años.
—¿Por qué crees que estamos vivos?—. Una voz sonora y fascinante resonó desde el león dorado divino, causando que el aire se estremeciera.
N. del autor (en lo referente al quetzalcoatl): Imagen de ejemplo - https://i.imgur.com/lNz75N5.jpg