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—Xiang Jinxi. Te permitiré vivir por ahora. Te quitaré todo lo que tienes y destruiré todo lo que te importa. ¡No te quedará nada más que el resto de tu vida para arrepentirte de lo que has hecho!
Huo Yunting lo miró y le dijo eso fríamente.
—...
Xiang Jinxi simplemente tosió un coágulo de sangre.
Huo Yunting lo dejó y caminó hacia el cuerpo de su abuela. La levantó, y se la llevó.
Huo Zhenning enjuagó sus lágrimas y lentamente se puso de pie. Caminó despacio, porque la droga aún hacía su efecto.
Huo Li, el último que quedaba, echó un vistazo a Xiang Jinxi y le señaló.
—Deberías empezar a buscar tu propio ataúd.
Luego, se dio vuelta para irse, pero vio de reojo un teléfono móvil justo al lado del cuerpo de Tai An.
Lo consideró brevemente antes de recogerlo y guardarlo en su bolsillo.
Como la persona de más confianza de Xiang Jinxi, el contenido del teléfono del hombre podría serles útil.