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Las piernas de Wen He se rindieron al caer en su abrazo. Enterró la cabeza en su pecho y empezó a frotarla contra él.
Esa reacción innatural en ella hizo que Huo Chen se detuviera. Le levantó la cabeza y la miró de cerca.
Se sonrojó como antes, pero ahora, teñida de lujuria.
Huo Chen de inmediato comprendió qué ocurría y la levantó. La cargó en sus brazos y se introdujo al elevador para subir.
Al alcanzar su piso y salir del ascensor, los tacones de Wen He cayeron al suelo. Levantó sus brazos hacia la camisa de Huo Chen y metió sus dedos lentamente en ella.
—Tan ardiente... me siento tan ardiente...
Huo Chen se tensó y caminó aún más rápido.
Finalmente, estaban solo los dos en la habitación. Wen He estaba sintiendo los efectos de la droga y comenzó a tironear de la camisa de Huo Chen, pero no podía desabotonarla.
Se rindió y, en vez de eso, comenzó a quitarse su propia ropa.