Huo Yunting no respondió. Miró las semillas de melón y comenzó a pelarlas.
Lu Zhaoyang estaba sin palabras.
«Él de verdad se las va a comer.Como era de esperar, no se puede esperar que él haga su trabajo».
—¿Me puedo ir primero?—preguntó Lu Zhaoyang sin esperanza—. No te olvides de firmar los documentos.
—¿Cuál es el apuro? Primero termina estas.—Huo Yunting empujó las semillas de melón peladas en su dirección.
Ella sonrió confundida. —Estabas pelando huevos en la mañana, y ahora estás pelando semillas de melón. ¿De veras piensas que así podrás cambiar las cosas? Si te apuñalara en la barriga y me disculpara, ¿me perdonarías?
Huo Yunting ajustó su agarre. Cuando volvió a abrir la mano, las semillas estaban aplastadas.