Mientras hablaba, peló hábilmente la cáscara de la manzana con un pequeño cuchillo. Después, la cortó en pequeñas rebanadas. Tomó un trozo con un tenedor y se lo dio en la boca.
—¡Ven, mami! Ah...
¡Chomp! Abrió la boca y mordió la jugosa fruta, lo que dejó un sabor dulce en su lengua.
—Es tan dulce.
—¡Por supuesto que es dulce! ¡Todas han sido elegidas personalmente por Youyou! —Una sonrisa de felicidad se mostraba en sus labios.
—¡Qué chico tan inteligente! —No pudo evitar reírse suavemente.
—Mami, ¿tienes hambre? ¡Youyou compró tu comida favorita! Tengo el bollo de crema que te encanta, pastel de crema de ñame, pastel de judías verdes...
Enumeró todos los alimentos uno por uno mientras los iba colocando en la mesa, actuando como si fuera una esposa virtuosa y una madre cariñosa.
¡Ese hijo era el que mejor conocía a su madre!