Él se rio con frialdad, su voz era como el hielo duro.
—Se supone que esta posición me pertenece. Sólo estoy recuperando lo que se supone que es mío.
—Mu Yazhe no se lo dará —dijo frunciendo los labios.
—Eso es aún más cierto ya que es el candidato más viable para el puesto de jefe de la familia Mu.
Haciendo una mueca con los labios, él respondió cruelmente:
—Por eso necesito deshacerme de él.
—¡¿Deshacerse de él?! —Su corazón se ahogó y gritó—: ¡No!
—¿Qué?
—¡No puede deshacerse de él! —Su cara se sonrojó por la agitación.
—¿Por qué? ¿Sigues soñando despierta con ser la joven señorita de la familia Mu? —se burló el hombre.
Como una espada sangrienta, su sarcasmo atravesó su corazón.
El hombre continuó ridiculizándola.
—¿O es que todavía amas al hombre?
—Usted...
Ella se mordió el labio inferior.
Sí, todavía amaba profundamente al hombre.
Lo amaba y lo odiaba.