—Entonces, por una vez deja oírte llamarme "papá".
El hombre lo miró con una sonrisa juguetona en sus labios.
Algo cambió en los ojos del chico, y una capa de escarcha se extendió rápidamente por sus rasgos.
¿Ese hombre le había dicho que lo llamara "papá"?
El desdén y el desprecio fluyeron de sus ojos.
—¿Me estás pidiendo que te llame "papá"? ¡Sigue soñando!
El pequeño muchacho se cruzó de brazos al levantar la cabeza y frunció los labios. El infantilismo estaba presente entre sus cejas.
¡Ese hombre estaba simplemente soñando!
Dejar que le llamara "papá"... Su mamá aún no se había casado con ese hombre, pero él ya quería que se dirigiera a él de esa manera.
¿Era eso posible?
Levantó una ceja y exclamó:
—Niño testarudo, ¿realmente te niegas a llamarme "papá"?
—Ya quisieras.
El niño escupió ese rechazo sin tener en cuenta sus sentimientos, no dándole ningún espacio para la discusión.